Recrear el sabroso guiso que hacían nuestras abuelas es posible, siempre y cuando se pongan en práctica los consejos que te daremos a continuación.

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17 de enero de 2022, 8:03 AM
17 de enero de 2022, 8:03 AM

Los guisos son de esas comidas cargadas de sabores y emociones, cuyo bocado nos remonta a momentos de nuestra infancia, donde su singular aroma impregnaba toda la casa. Recrear el sabroso guiso que hacían nuestras abuelas es posible, siempre y cuando se pongan en práctica los consejos que te daremos a continuación. 

El sofrito 

Es la base sobre la cual se prepara el plato. Los ingredientes más usados son cebolla, ajo y tomate; a partir de ahí existen muchas posibilidades, todo dependerá de gustos. Por otro lado, el aceite que se use debe ser de sabor suave, para que las verduras y especias sean las protagonistas. Por último, recuerda que los ingredientes se agregan al sofrito en orden de dureza, pues de este modo todos tendrán el mismo grado de cocción. 

El caldo 

El líquido en el que se cocinan los ingredientes es otro factor importante para un guiso sabroso. Lo más común es usar simplemente agua, aunque algunas personas utilizan también caldos concentrados. Mientras más natural mejor, por eso te sugerimos utilizar caldo de verduras, de pollo o costilla de res. Pero todo dependerá del guiso que estás preparando. En algunos casos un chorro de vino o de brandy le dará el toque aromático a esta elaboración.

MÁS CONSEJOS

  • Algo característico en los guisos es su consistencia. Debe quedar bien ligada y además tiene que mostrar una textura gruesa, ligeramente densa y reducida. Para ello, necesita su tiempo; cuanto más, mejor. Así que lo ideal es dejar que se cocine a fuego lento.
  • Por norma general, todos los guisos deben cocinarse a fuego bajo y durante mucho tiempo. Pero no todos demoran lo mismo, el tiempo debería medirse en función a la carne, teniendo en cuenta que el pollo estará listo mucho antes que un guiso con carne de pecho. Pues podría deshacerse
  • Es importante tener en cuenta que, al igual que en el caso de las verduras, cada tipo requiere un tiempo de cocción. Por ejemplo, las secas, como el laurel o el tomillo, necesitan más tiempo para que se cocinen y, por tanto, cumplan con su cometido.