Desde chiquita le gustaba romper, trasgredir, ser ella, ser única. La vida le puso desafíos y sinsabores que la hicieron ser quien es hoy con una vida plena y agradecida con un presente que define como maravilloso.
Es museóloga, coleccionista de arte, asesora política y chef profesional. María Paula Muñoz tiene un amor innato por el arte. Estudió en Alemania y en el colegio alemán de Santa Cruz de la Sierra. Su profesor y amigo, Alcides Parejas, la hizo enamorarse de la Historia.
Es la quinta hija de un matrimonio boliviano tradicional. Cuenta que las abuelas de sus amigas eran las amigas de su madre, señalando la diferencia años que tenía con sus hermanos mayores. Su madre tenía 43 cuando la tuvo a ella. Su padre falleció cuando tenía 10 años y eso la marcó. Heredó de ellos el tesón y el amor al trabajo.
Así como ladrillo a ladrillo fue construyendo su vida, María Paula nos recibe en su casa alejada del mundanal ruido donde cobija sus sueños paso a paso. Instalada en su scraproom, donde ella realiza sus sueños cotidianos, nos convida su tiempo y sus experiencias en una entrevista libre y espontánea. Confiesa que en ese lugar se sana y se reinventa todos los días.
En las Misiones Jesuíticas trabajó con el arquitecto-jesuita-suizo Hans Roth (1934-1999) de quien aprendió otra mirada del mundo. Una fallida historia de amor le provocó un cambio de rumbo y buscó salir de Santa Cruz a como dé lugar. Le ofrecieron un trabajo en La Paz y un día antes de viajar conoció a su futuro marido con quien tuvo dos hijos.
En el centro del poder aprendió no solo de estrategias políticas sino de la vida, de abrirse caminos, de vivir en libertad. Trabajó más de una década con el expresidente Gonzalo Sánchez de Losada y luego con Percy Fernández en Santa Cruz de la Sierra, hasta agotar los procesos. En el camino conoció a muchos expresidentes, uno de ellos, Fidel Castro, de quien guarda un grato recuerdo de humanidad y una foto en el living de su casa. En la misma sala atesora lo mejor de la plástica boliviana. El arte hace historia en su casa y ella la recorre respirando vivencias.María Paula estuvo muy emocionada con la filmación
Con su actual esposo, Santos Coaquira, 14 años menor que ella, comparten un presente lleno de sueños y realidades. Santos es la persona que la reconcilió con la vida y sus ojos claros se llenan de luces cuando lo nombra.
Resalta uno de los hechos que la marcaron para siempre: la pandemia. Confiesa que fue el tiempo en que aprendió a enfocarse y ponerse en un camino definitivo.
Con su familia arremangada cocinaban un quintal de arroz por día y repartían 500 platos diarios de un diversificado y exquisito menú. Todo fue posible por el apoyo solidario de la gente que los inundó de insumos. 13 semanas cocinando se convirtieron en 100.000 platos.
“Cocinar para la gente nos rescató de ese momento tan duro”, reflexiona.
Linda González disfrutó de la entrevista con María Paula
María Paula y Santos supieron reinventarse. Hoy con 3 hijos, decenas de proyectos, nuevos emprendimientos y el sueño pendiente de alguna vez poder vivir en Samaipata.
Agradecida de la vida y de todo lo que le ha tocado María Paula Muñoz comparte con su gente y sus 16 perros. Inspirada en sí misma y en los demás, sueña sonriendo, sabe que lo va a lograr, porque siempre termina por hacerlo.
