Evo propuso la creación del consejo. Dos altos cargos peruanos que estuvieron con Morales en Lima están señalados por su simpatía con grupos irregulares. Un exministro de Perú admite la complejidad del caso

2 de agosto de 2021, 4:00 AM
2 de agosto de 2021, 4:00 AM

Llegó a Perú a través de Desaguadero y recibió el trato de un jefe de Estado en los actos de investidura del presidente Pedro Castillo. Evo Morales tuvo una semana intensa de encuentros protocolares y sociales, como aquel que desarrolló en Lima el 27 de julio, un día antes de esa juramentación, con cocaleros de las llamadas “zonas tradicionales” del vecino país y a quienes les propuso la creación de un “consejo andino de la coca”.

Al hacer ese anuncio el exmandatario cuestionó la estrategia antidroga que desarrolla Estados Unidos en América Latina porque, según dijo, está condicionada a la instalación de bases militares. Anticipó que el nuevo pacto servirá “para hacer la revolución democrática en Perú”.

El plan de Evo incorpora la participación de dirigentes afines al oficialista Perú Libre, quienes promueven la legalización de cocales en Perú. Por ejemplo, está el congresista Guillermo Bermejo, quien ya anticipó que promoverá una ley para legalizar los cultivos y otros líderes que tienen una “visión radical de izquierda”, como la que propugna el premier peruano Guido Bellido, según la percepción de legisladores opositores.

Además, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN) de la Policía Nacional del vecino país, que en la década de los años 80 fue responsable de la desarticulación de temido Sendero Luminoso, rechazó, en un comunicado, el nombramiento de Bellido. Los uniformados recordaron que el ahora cercano colaborador del presidente Castillo, aún enfrenta un pleito legal por “apología del terrorismo” debido a que en 2017 conmemoró la muerte de Edith Lagos, una de las cabecillas del grupo armado que fue responsable de la muerte de 69.000 personas entre 1980 y 1999, según datos de la Comisión de la Verdad.

El exministro peruano del Interior, Rubén Vargas, conversó con EL DEBER sobre la presencia de Morales en su país y valoró el modelo que el exmandatario promovió para ejercer un control más eficaz de la producción de coca, la materia prima de la cocaína. Por debajo de Colombia, Perú es el segundo productor de este arbusto a escala mundial, pues concentra 64.000 hectáreas, según el más reciente informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc). No obstante, la Oficina Antidroga de la Casa Blanca de Estados Unidos considera que la cantidad de cocales supera las 88.000 hectáreas.

“La experiencia que ha tenido Morales en Bolivia en todo el proceso de recuperar la hoja de coca tradicional, puede servir en Perú para hacer entender a algunos políticos que el modelo boliviano no necesariamente es un libertinaje en la siembra de la hoja de coca. Al contrario, es una hoja de coca controlada y fiscalizada”, afirmó la exautoridad que estuvo en el cargo entre 2019 y 2020, durante el gobierno de Francisco Sagasti, quien entregó el poder a Castillo el 28 de julio, el día del bicentenario de la independencia de Perú.

Pero Vargas también admitió que la producción de cocaína en su país se está transformando en un problema muy complejo que afecta a las instituciones, especialmente en el Valle de los Ríos Apurimac Ene y Mantaro (Vraem), donde existen resabios de una actividad terrorista asociada con el narcotráfico. “Es una nueva cepa terrorista. Tiene algunas características de Sendero Luminoso, pero es nuevo; es otro grupo. Usan la propaganda por los hechos. Emboscan policías, militares y derriban helicópteros. No quieren tomar el poder, quieren mostrar su presencia y control territorial en una de las zonas más grandes de producción de cocaína del planeta”, señaló Vargas.

Castillo, un maestro rural y dirigente social del centro del Perú, usa un peculiar sombrero que es propio de los ronderos, vigilantes campesinos que se organizaron en la década de los 80 para resistir los ataques de Sendero Luminoso y que luego se organizaron para el cuidado de pastizales y animales. Durante la campaña electoral, el nuevo mandatario visitó el Vraem de la mano de Bermejo, el congresista que recibió a Morales en Lima para la reunión con los dirigentes cocaleros y que es procesado bajo la sospecha de ser parte de los grupos irregulares que operan en ese valle desde donde, además, salen aviones con droga a Bolivia y en tránsito a otros mercados, según reportes oficiales de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) y la Dirección Antidrogas de Perú (Dirandro).

“Bienvenidos al Vraem. Voy a presentar al profesor Pedro Castillo Terrones, un rondero, compañero de campo, maestro de base, un campesino comprometido con la lucha del magisterio”, se le oye decir a Bermejo en el video que divulgaron Canal N y América TV.

En el diálogo, Bermejo indicó que su país debe tener una “la ley de hoja de coca” y consideró que se debe despenalizarla. Explicó que “se debe de imitar el modelo boliviano” respecto a la hoja de coca y resaltó que Evo Morales sea “amigo del profesor” Castillo.

“Perdimos la cuenta de cuántas cuencas cocaleras van aumentando, debido al error del Estado de llevar una política contra las drogas equivocadas. Sabemos que necesitan la ley de hoja de coca, una similar a la del hermano Evo Morales, amigo del profesor. Hay que despenalizarla. Desde Perú Libre, la agenda de la hoja de coca es nacional”, manifestó Bermejo.

Durante su estadía en Perú, Morales se mostró muy cercano a Castillo, incluso el nuevo mandatario peruano vistió un atuendo similar al que usa el líder del MAS en ocasiones especiales y de carácter protocolar.

“Pedro Castillo es un hermano, un dirigente sindical. Tenemos enormes coincidencias políticas y programáticas. Visitó a productores de coca de Quillabamba del valle de La Convención”, señaló Morales antes del encuentro con los productores de coca de esas dos regiones peruanas, cercanas a Cusco, pero también al Vraem.

El exministro Vargas señaló que, a diferencia de Bolivia donde existen dos zonas bien localizadas para la producción legal de coca (Yungas y Chapare), en Perú la coca tradicional se encuentra en los valles mencionados por Evo Morales, pero en lugares dispersos. Precisó que, de acuerdo con un estudio del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) de Perú, existen seis millones de personas que consumen coca en su estado natural con fines lícitos y medicinales, una demanda que se abastece con unas 10.000 hectáreas de coca. En ese país existen 32 millones de habitantes.

“El 90% de la coca termina convertida en cocaína; nuestra coca es pisoteada por el narcotráfico. Tenemos un problema muy crítico de narcotráfico, que afecta nuestra gobernabilidad, que corrompe a nuestras instituciones fundamentales en las que se sostiene la democracia. El sistema de gobierno que se sustenta en el estado de derecho; lo corroe y lo corrompe. Eso no podemos ignorarlo”, remarcó el exministro.

Ante la propuesta de Morales y frente a los desafíos que debe asumir el nuevo presidente del Perú, Rubén Vargas señaló que la apuesta debe pasar por reducir todas las brechas y enfrentar al flagelo del narcotráfico de manera frontal e integral “no solo coercitiva”. “Hay que desideologizar esta lucha”, puntualizó.