Opinión

Cara a cara

24 de octubre de 2020, 8:43 AM
24 de octubre de 2020, 8:43 AM

Un prolongado y controversial proceso electoral ha tocado a su fin con los resultados oficiales divulgados por el TSE, con una demora que estuvo a punto de alterar el clima de tranquilidad bajo el que los bolivianos acudieron a votar masivamente el 18 de octubre. Flotan en el aire un par de interrogantes que muy probablemente queden sin resolverse: ¿Cuándo será emitido y si servirá al menos para sonarse las narices el fallo del Tribunal Constitucional sobre la demanda contra la sigla ganadora de las elecciones 2020 por violar las reglas del juego? ¿Serán recuperados los Bs 200 millones arrojados a la basura por el escandaloso fraude montado y ejecutado en 2019?

Y mientras los vencedores ajustan la transición y planifican la ceremonia de investidura del mandatario electo para tomar nuevamente el mando de la nación boliviana por los próximos cinco años, la doblegada oposición tiene material abundante y diverso para elaborar un manual sobre cómo una carrera presidencial termina en desastre. Por tomar decisiones erradas y sus malas lecturas de la realidad de un país diverso y complejo. Por echarle ‘pelo’ en la elección de acompañantes, asesores y estrategias. Por anteponer al interés nacional ambiciones personales y el cálculo mezquino que provocan miopía y cerrazón. Tras digerir su duro revés y con sentido autocrítico, es recomendable que los políticos perdidosos, de nuevo o viejo cuño, aprendan de sus errores y dejen de mirarse el ombligo.

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