Ello debido a la suspensión de sus actividades por la cuarentena del Covid-19. Están creando un organismo que los aglutina. Empiezan a realizar pequeñas bodas

El Deber logo
5 de agosto de 2020, 7:56 AM
5 de agosto de 2020, 7:56 AM

Santa Cruz de la Sierra era considerada la capital de los eventos en Bolivia, por la cantidad y calidad de sus recepciones sociales e institucionales. Todo ello cambió drásticamente cuando llegó el coronavirus y se declaró la cuarentena, que no permite las reuniones de ninguna índole.

La organizadora de eventos Patricia Fernández dijo que, por la suspensión de diversos actos sociales e institucionales su sector pierde 160.000 dólares mensuales, que es lo que mueven por el servicio de alquiler de locales, decoración, personal de atención, catering, vestuario, arreglo personal, transporte, música, fotos y filmación y limpieza entre otros ítems.

Se calcula que en los cinco meses de cuarentena, solo en Santa Cruz de la Sierra se han postergado al menos 300 matrimonios, con sus respectivas fiestas. Algunos pudieron celebrarlos bien chiquititos, solo con los novios, los testigos, los padres; otros los trasladaron para fin de año, principios y mediados de 2021, y algunos los suspendieron definitivamente.

Ante la imposibilidad de llevar a cabo las bodas presenciales, con ceremonias y fiestas grandes, actualmente los organizadores ofrecen a los novios alternativas de celebraciones.



Primero están los casamientos pequeños, con no más de 10 asistentes, además de los futuros esposos, el oficial de registro civil, el sacerdote o el pastor. Son románticos, con muchos detalles y una decoración muy bonita, y los llaman boutique, cuenta Eliana Terrazas de la empresa MíaBoda.

Dice que es algo muy íntimo y encantador. Después de la ceremonia de casamiento hay una cena, en una casa, con distanciamiento social y todos los elementos de la bioseguridad. Termina el pequeño festejo y los nuevos esposos se van a un apartamento, no así a un hotel porque aún no están funcionando para ello.

También existen las bodas híbridas. Aquellas que también son bien íntimas, con muy pocas personas e igual bioseguridad, a la que asisten sus otros familiares y amistades vía virtual, gracias a la tecnología de los medios y plataformas electrónicas, que llevan la ceremonia y festejo a todos, por las pantallas de las computadoras y celulares.



Los invitados a este casamiento híbrido se visten elegantes, mandan regalos, brindan y hasta pueden cenar lo mismo que los novios, sus padres y sus testigos. Los organizadores se encargan de coordinar todo ello.

En un sondeo que realizó MíaBoda entre casi un centenar de nuevos esposos, se estableció que la mayoría desean un matrimonio con fiesta y la presencia de muchos familiares y amigos. La luna de miel es de los aspectos que menos les interesa.

En cuanto a los eventos corporativos, explicó que algunos de ellos se han realizado de manera virtual, en los que se muestra el producto o servicio directamente a sus clientes. También se han llevado a cabo de manera híbrida, con muy poco público con las medidas de bioseguridad y transmitido principalmente por Zoom.

Eliana Terrazas manifiesta que este encierro ha significado el cierre de los salones de fiestas y muchas personas se quedaron sin empleos directos e indirectos. Dice que de la noche a la mañana se acabaron sus actividades laborales. Algunos se dedican a otros trabajos y otros esperan que el sector se reanime.

Organizados

Michelle Villar, también organizadora de eventos, coincide con sus colegas y contó que se están organizando y formando la Cámara de Eventos y Servicios de Santa Cruz, Caesecruz, que los representará en instancias legales y de derechos empresariales.

Refirió que han enviado una carta a las autoridades locales pidiendo la autorización para celebraciones sociales e institucionales, con el 50% del aforo de los salones de eventos y cumplimiento de las normas de bioseguridad.

Villar cuenta que, en estos cinco meses de inactividad, se ha capacitado, de manera virtual, aún más sobre la organización de celebraciones de diferente tipo. Y tomando en cuenta las experiencias de sus colegas en el exterior, dice que los eventos tienen que acomodarse a la realidad que estamos viviendo. Primero chiquititos, luego mediados y después, cuando termine esta emergencia de salud, vendrán los grandes, como antes, pero ellos tendrán que ser el próximo año, explicó.

Sobre las bodas en la nueva normalidad, dice que es importante la ubicación física de los asistentes. Deben guardar la distancia social, las mesas con una separación de dos metros y las sillas con uno y medio. Se tiene que poner alcohol en gel en todos los lugares, de manera elegante, y exigir barbijo a todos los asistentes. Habrá música, pero solo los novios podrán bailar el vals, después nadie podrá hacerlo.



Patricia Fernández, Eliana Terrazas y Michelle Villar coinciden en que están pasando duros momentos, pero tienen la esperanza de que vendrán días mejores. Dicen que en el campo de los eventos 2020 fue casi perdido, no tuvieron ingresos económicos pero siguen con las ganas de trabajar. Creen que deben ser creativas, reinventarse, proponer nuevas opciones de celebraciones, adaptándose a la realidad y que el sector se reactivará en el primer semestre de 2021.