Los niños y adolescentes con síndrome de Asperger a menudo deben luchar con las habilidades sociales necesarias para tener éxito en la escuela y en los entornos sociales. Algo que no les resulta nada fácil, pero que con apoyo adecuado lo pueden lograr

23 de mayo de 2021, 8:36 AM
23 de mayo de 2021, 8:36 AM

Elon Musk es uno de los hombres más poderosos del mundo. Dueño de Tesla, la marca de autos electrónicos, que se considera serán el futuro de la movilidad de las personas, y propietario también de la agencia espacial Space X, con la que pretende llegar a Marte. Lo que diga o deje de decir o hacer genera comentarios a favor o en contra, memes y hasta cambios en la bolsa de valores estadounidense. Es por eso que su aparición en el programa cómico estadounidense Saturday Night Live (SNL) generó bastantes expectativas.

Lo que más sorprendió de su esperado monólogo de apertura en el show fue que hizo público que tiene síndrome de Asperger y se jactó de ser la primera persona con este síndrome en ser invitada a SNL. “O al menos, la primera en admitirlo”, bromeó.

“Sé que he dicho o publicado cosas raras, pero es simplemente la forma en que funciona mi cerebro. A cualquiera que haya ofendido simplemente quiero decirle: reinventé los autos eléctricos y estoy enviando gente a Marte en un cohete…”¿Creyeron que también iba a ser un tipo relajado y normal?”, remató el multimillonario.

Hace dos años, más precisamente el 31 de agosto de 2019, la joven medioambientalista sueca, Greta Thunberg, que puso en jaque a los líderes mundiales con sus cuestionamientos, escribía en su cuenta de Twitter “Tengo Asperger y eso significa que a veces soy un poco diferente de la norma. Y ser diferente es un superpoder”

La lista de personalidades que padecen este síndrome no es corta e incluso personajes como el de la comedia de Big Band Theory, Sheldon Cooper, tiene este trastorno del desarrollo y se comete el error de decir que es sinónimo genialidad.

Sin embargo, los niños y adolescentes con síndrome de Asperger, en la mayoría de los casos no la pasan bien y suelen luchar con las habilidades sociales para poder tener una escolaridad normal y tener éxito en los entornos en que se desenvuelven, porque les resulta difícil reconocer y comprender las normas, como esperar turno, saludar, agradecer, guardar distancia física y no hacer comentarios altisonantes. 

Además que les cuesta adaptarse a los cambios y tener reacciones sensoriales poco comunes, entre otros problemas que luego, con la vida adulta, pueden complicarse.

Es decir, detrás de la ‘romantización’ que algunos quieren hacer del síndrome de Asperger, es necesario, dicen los especialistas, comprender mejor la naturaleza de esta compleja condición.

Una compleja condición

El síndrome de Asperger está presente en una persona desde que nace. Es un trastorno del desarrollo que conlleva una alteración neurobiológica determinada en el procesamiento de la información. Las personas afectadas tienen un aspecto e inteligencia normal y, a veces, superior a la media. Presentan un estilo cognitivo particular y frecuentemente, habilidades especiales en áreas restringidas.

Este trastorno se manifiesta de diferente forma en cada individuo, pero todos tienen en común las dificultades para la interacción social, especialmente con personas de su misma edad, alteraciones de los patrones de comunicación no-verbal, intereses restringidos, inflexibilidad cognitiva y comportamental, dificultades para la abstracción de conceptos, coherencia central débil en beneficio del procesamiento de los detalles, interpretación literal del lenguaje, dificultades en las funciones ejecutivas y de planificación, la interpretación de los sentimientos y emociones ajenos y propios, indica la Confederación de Asperger de España.

En los primeros años del niño puede pasar desapercibido. De los 6 años en adelante es que empiezan a aparecer más casos con síndrome de Asperger, porque hasta esa edad han sido parecidos a los otros chicos. Entonces, cuando llega la segunda infancia después de los 6 u 8 años es cuando se hace más evidente este diagnóstico”, comenta la sicopedagoga Karen Durán, que realiza su especialidad en Neurosiquiatría y trabaja de manera directa con niños con esta condición.

Durán explica que es a partir de esa edad que el lenguaje cambia, la prosodia se modifica. El niño ya utiliza el lenguaje de otra forma. “No se frenan, pueden decir cualquier palabra sin importar a quién va dirigida, sin importar el rol de esa persona. No importa si es el profesor, si es la mamá si es el abuelo o el hermano. No se controlan en ese aspecto. Entonces es ahí cuando empiezan a aparecer mayores problemas, porque está afectando las relaciones incluso familiares. Puede haber quejas de los profesores e incluso hay niños a los que los expulsan del colegio sin saber que tienen este tipo de problema. Entonces es por eso que muchas veces el Asperger se llega a diagnosticar cuando el niño está grande”.

Otras características

A las dificultades de lenguaje, ya antes mencionadas, se suma que una persona con Asperger suele tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas o para expresar sus propios sentimientos, para entender el lenguaje corporal, evitan el contacto visual, se sienten mejor solos o quieren actuar con otros, pero no saben cómo hacerlo. Además sus intereses son muy específicos, la mayoría de las veces obsesivos. Suelen hablar solo acerca de ellos mismos y de sus intereses, por lo que a veces son malinterpretados como egocéntricos, lo que viene ligado a que les cuesta hacer amigos. Es frecuente que se pongan nerviosos en grupos sociales grandes y pueden ser torpes o descuidados, además de que hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño. A lo que se suma que se niegan a cambiar sus rutinas diarias y cuando eso ocurre les provoca crisis. En otros casos tienen reacciones sensoriales poco comunes. “Hasta ponerse una polera con una etiqueta que les molesta, les puede causar molestias o un pequeño golpe puede ser percibido por ellos como algo serio”, explica Durán.

¿Es lo mismo que el autismo?

El síndrome de Asperger está incluido dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) porque comparte algunos rasgos característicos del autismo (aunque pueden ser expresados en diferente intensidad), y porque los dos ocurren con frecuencia en la misma familia (lo que sugiere una relación genética).

Sin embargo, algunos expertos dicen que el síndrome de Asperger debe ser clasificado por separado, otros sostienen que las dificultades de base son iguales, sólo el grado de las mismas es el que establece las diferencias. Uta Frith, experta en la materia, se ha referido a los niños de Asperger como que “tienen una pincelada de Autismo”.

“Se lo ha considerado como una forma de autismo leve, pero muchos especialista cuestionan este criterio, porque si bien es leve en etapas tempranas, más adelante los problemas serán más graves. Cuando los niños empiezan a crecer la parte emocional requiere de más atención, de apoyo sicológico y para la familia, porque termina asociado a depresiones en la edad adulta, a problemas de conducta en las que se infringen leyes y otros problemas que ha hecho que muchos profesionales cuestionen que sea algo leve”, explica Durán, que enfatiza que es muy importante realizar una evalución integral para el diagnóstico del síndrome y eso implica desde una evaluación de profesionales que conozcan y puedan evaluar esta condición.

Debe saber

Más temprano, es mejor

Lo ideal es prestar atención al desarrollo de las primeras etapas del niño para ver si no presenta esta condición. Algo que se puede detectar desde los 18 meses. “Estimular de manera temprana siempre será más beneficioso para la familia y el niño; si como padres vemos indicadores extraños es mejor asistir a una consulta con profesionales y centros especializados en estos casos”, sugiere la sicopedagoga, Karén Durán.

Habilidades sociales

Los especialistas aconsejan a los padres de niños con Asperger a que les enseñen algunas habilidades prácticas para integrarse en entornos sociales. Puede ser útil practicar tácticas de conversación introductorias, como preguntar si él o ella puede unirse a una actividad. El niño puede beneficiarse al practicar frases de apertura apropiadas, tales como “¿Puedes ayudarme con esto?” o “¿Puedo jugar también?”

Aprender a observar

Es bueno animar al niño a observar lo que otros niños están haciendo. Muchos adultos exitosos con síndrome de Asperger reportan haber aprendido habilidades sociales viendo y emulando lo que otros hacían en ciertas situaciones. Muchos niños encuentran que es fácil copiar lo que realizan otros niños, ya sea hacer contacto visual con sus compañeros de juego, escuchar atentamente, participar en un juego o tomar turnos.

Contacto visual

Los niños con Asperger pueden resistirse al contacto visual con los demás. El contacto visual es una habilidad que se puede modelar y practicar en casa.

Hablar de los sentimientos

Platiquen sobre sus sentimientos y pensamientos personales. Puede ser útil hablar sobre cómo una situación específica le hizo sentir y lo que pensó o sintió durante su día.