Una noticia falsa lo dio por muerto, sin embargo, él comparte todos los días anécdotas de su gran carrera con gente que lo aprecia y admira, disfrutando la sombra de un cupesí

21 de enero de 2021, 7:33 AM
21 de enero de 2021, 7:33 AM

El inmenso Cupesí cobija la agradable tertulia en el estacionamiento del mercadito El Trompillo. Luis Galarza está rodeado de amigos de la zona que comparten bromas y anécdotas con quien para muchos fue el mejor arquero de la historia, en Bolivia.

Lucho, víctima de bromas pesadas de desadaptados que abundan en las redes sociales que informaban sobre su supuesto deceso, disfruta de una gelatina de pata y una limonada, sentado en el brocal que rodea el cupesí, vistiendo una remera amarilla y una bermuda caqui.

A él ni le van ni le vienen las “fake news”, y acapara la atención de la charla. La memoria trabaja perfecta y ayuda a hablar del pasado y el presente.

Una vida de anécdotas

“Me gusta Lampe. De los más jóvenes, uno de los Araúz. ¿Manotas?, sí, él, el de Royal Pari”, dice Lucho al referirse a los arqueros de la actualidad, mientras saborea su gelatina. Los amigos y conocidos pasan, saludan, comparten anécdotas y bromean.

“Lo enfermaste a mi padre por demorar tanto el juego“, le dice Choco, popular personaje en la zona. Lucho sonríe y cuenta que los compañeros le decían que con él, los partidos duraban 15 minutos, y “75 en el suelo, haciendo tiempo”.

Responde preguntas. “¿El mejor jugador de todos los tiempos en el país? Ovidio (Messa), Chichi (Romero), Etcheverry, Platiní (Sánchez), Limberg (Gutiérrez), el zurdo López, todos en el mismo nivel”.

“¿Goleadores? El mejor fue (Fernando) Salinas, Latini, Tamayá (Jiménez), Reynaldo, Tucho (Antelo)...”, dice al elegir verdugos.

Justo aparece uno de ellos, Porfirio Jiménez, el popular Tamayá. Y Galarza cuenta que una vez le atajó un penal con la clavícula rota. “El técnico ni me felicitó, me dijo que estaba gordo”, cuenta y se ríe. Se acuerda de algún papelón. “Perdimos con Peñarol 9-0 y Castronovo me hizo cinco. La gente me gozaba, “Castronueve”, me decían”.

Así pasa la mañana, entre gente amiga y cientos de anécdotas. Recordando partidos y atajadas.