Opinión

Las niñas son sorprendentes, imparables y pueden alcanzar todo su potencial

19 de octubre de 2020, 5:00 AM
19 de octubre de 2020, 5:00 AM

El 2020 marca el 25 aniversario de la Plataforma de Acción de Beijing, el plan más progresista de la historia sobre los derechos de las mujeres. Los gobiernos que se comprometieron con la plataforma dividieron sus compromisos en varios ámbitos concretos como la violencia, la educación y la salud. En total se definieron 12 esferas en las que debían centrar sus esfuerzos; una de ellas se refiere específicamente a la niña.

La esfera dedicada a la niña fija nueve objetivos estratégicos que definen la eliminación de todas las formas de discriminación, de actitudes y prácticas culturales que las perjudican, de la discriminación en el ámbito de la educación, de la salud y la nutrición, de la explotación económica del trabajo infantil y eliminar la violencia en su contra. Asimismo, establecen la necesidad de promover y proteger los derechos de la niña, intensificar la conciencia de sus necesidades y su potencial; fomentar la conciencia de las niñas y su participación en la vida social, económica y política, y fortalecer la función de la familia como el entorno protector donde pueden crecer y desarrollarse.

Lamentablemente, este aniversario junto a todas las actividades que los países y la comunidad internacional había planificado para evaluar y celebrar lo avanzado en estos 25 años, fueron eclipsadas por las consecuencias de la pandemia del Covid-19. Y es justamente la pandemia la que está profundizando las desigualdades de género existentes, con impactos específicos sobre las niñas y adolescentes tanto al interior de los hogares como fuera de ellos, en los hospitales y centros de salud, y en el trabajo.

En Bolivia, de acuerdo con proyecciones de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) al 2020, hay 2.127.849 niñas y adolescentes mujeres entre 0 y 17 años, o sea el 18% de la población total. De ellas el 68% viven en las ciudades y el 32% en el área rural.

Al 2019, 1.414.913 niñas y adolescentes mujeres se matricularon en la educación pública y privada de un total 2.901.316 niños, niñas y adolescentes matriculados; es decir, son el 49%. Del total de niñas matriculadas, 89% se encuentra en establecimientos públicos y 11% en unidades educativas privadas. También al 2019, el 98% de las adolescentes que se inscribieron al sexto de secundaria concluyeron sus estudios y egresaron; para el caso de los varones fue del 96%.

Según datos de la Encuesta de Demografía y Salud de 2016, el 14,8 de las mujeres entre 15 y 19 años estuvo alguna vez embarazada. Si aplicamos la tasa de fecundidad observada en adolescentes en 2016, y utilizando las proyecciones de población del INE, se puede estimar que en 2020 se embarazarían aproximadamente 40.000 adolescentes.

Las medidas de restricción decretadas por el Estado para prevenir el contagio del Covid-19 han exacerbado situaciones de violencia doméstica y sexual en contra de las niñas y adolescentes mujeres. Entre enero y octubre de 2020, de acuerdo con información de la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia (Felcv), se han producido 699 casos de violación de infante, niños, niña y/o adolescente; de estos, el 98% de las víctimas son niñas y adolescentes.

A pesar del efecto negativo que tiene el Covid-19 sobre los derechos de las niñas y mujeres, que puede profundizar la desigualdad de género, se escuchan las voces de las niñas y adolescentes bolivianas que bajo el lema “Somos la fuerza: Sorprendentes e imparables”, demandan la oportunidad de cumplir sus sueños y ambiciones, poner fin al acoso sexual y a todas las formas de violencia contras las mujeres y las niñas, piden servicios de salud y educación que respondan a sus necesidades, y su participación en pie de igualdad en la vida política y en la toma de decisiones en todas las esferas de la vida.

En este octubre, cuando celebramos el Día de la Mujer Boliviana y Día Internacional de la Niña, es vital destacar la necesidad de invertir en las necesidades y oportunidades más apremiantes de las niñas, porque invertir en las niñas es la mejor inversión para un presente y un futuro mejor: para las propias niñas, para sus familias y para sus comunidades.

El 18% de la población boliviana personificada en niñas y adolescentes mujeres, especialmente aquellas que viven en áreas rurales o expuestas a situaciones humanitarias, y aquellas con discapacidades, necesitan que estemos de su lado, hoy más que antes, para ayudarles a alcanzar todo su potencial.

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