Goleadores determinantes, arqueros que quedaron en el ojo de la tormenta y otros actores importantes en los primeros clásicos de la presente temporada

27 de febrero de 2024, 10:22 AM
27 de febrero de 2024, 10:22 AM

El veredicto, generalmente, lo da el público. En los tres clásicos más importantes del país hubo actuaciones que no pasaron desapercibidas, para bien y para mal, en la jornada de los clásicos interseries del torneo Apertura, que empieza aumentar temperatura porque los plazos se acortan.

En Santa Cruz, César Menacho, Braulio Uraezaña y Rafinha encabezan el podio en Blooming. Los tres influyeron en la victoria de la Academia. Menacho con el gol que dio vuelta el marcador, Uraezaña con una atajada magistral que evitó el empate de Oriente, y Rafinha gestando los dos goles celestes.

Menacho se “amiga” con la hinchada bluminista con goles como el del domingo, después de una etapa de sequía que lo hizo recibir muchas críticas, y Uraezaña, con su “salvada” ante el remate de Roberto Díez, hizo olvidar el error que cometió en el gol refinero.

Oriente tuvo al juvenil Roberto Díez como uno de los jugadores más destacados. El lateral estuvo a punto de convertirse en el héroe albiverde con un tremendo zapatazo, pero Uraezaña lo evitó, desviando al córner el remate del Sub-20 en el segundo tiempo.

Si bien no entra en la categoría de villano, Rubén Cordano es considerado por muchos orientistas como “responsable” del gol del triunfo de Blooming, anotado por Menacho, en el debut del arquero con la camiseta albiverde.

Fue una pelota incómoda que se le metió debajo del cuerpo. No solo fue criticado Cordano, también lo fueron Añez, por haber dejado recibir libre a Rafinha en un saque lateral, y Álvarez, por permitir luego el remate de Menacho.

En La Paz, el brasileño Francisco da Costa se perfilaba como héroe del clásico paceño y verdugo reincidente ante The Strongest, pero el partido cambió su curso en los minutos de descuento. Al final, el goleador argentino Enrique Triverio se llevó la flor al participar en el cuarto gol atigrado, con la ayuda del uruguayo Bryan Bentaberry.

El polémico Bentaberry, sin querer, se convirtió en villano, al cruzarse en el camino luego de esa media chilena/tijera espectacular de Triverio e introducir la pelota en su propio arco, para el 4 a 4.

Sin embargo, para un grupo de la hinchada de Bolívar el responsable de lo sucedido fue el arquero Carlos Lampe, que tuvo que ver en el primer gol del Tigre, anotado por el colombiano Michael Ortega mediante tiro libre.

Lampe creyó que Ortega enviaría un centro, se la jugó, pero su compañero Ramiro Vaca dejó un espacio en la barrera por donde el cafetero envió la pelota que se metió junto al palo derecho.

El hincha no le perdonó ese gol pero tampoco le pasa por alto algunas imprecisiones al momento de jugar la pelota con los pies.

En realidad, no fue la mejor tarde para los arqueros en el clásico paceño, porque Billy Viscarra también tuvo cierta responsabilidad, junto a Caire y Jusino, en el gol de Da Costa.

Los dos zagueros eran merecedores del “premio limón” porque también se equivocaron en el tanto de Vaca, pero los salvó el empate agónico, casi milagroso.

En Cochabamba, Antonio Bustamante se encargó de hacerle pagar caro un halo de arrogancia a Wilstermann, al anotar el tanto de Aurora en el clásico valluno. Fue héroe y verdugo a la vez-

Así es el fútbol, generador constante de historias de héroes y villanos, verdugos y víctimas, tristezas y alegrías. Mucho más en partidos como estos, los clásicos, que la gente los vive de una manera especial, diferente.