7 de abril de 2024, 4:00 AM
7 de abril de 2024, 4:00 AM

La reciente entrada de fuerzas policiales ecuatorianas a la Embajada de México ha generado un debate crucial sobre el respeto al derecho internacional y las normas diplomáticas. Es fundamental que, más allá de las posiciones ideológicas, se comprenda la importancia de mantener la integridad de los espacios diplomáticos y evitar que intereses políticos polaricen la discusión.

El Gobierno de Ecuador aseguró que conocía sobre el riesgo de fuga inminente del país del exvicepresidente Jorge Glas, razón por la que irrumpió por la fuerza en la Embajada de México en Quito para llevarlo detenido a una cárcel. Glas estaba como huésped en la Embajada diplomática de México en Quito desde el 17 de diciembre de 2023, justo cuando la Fiscalía había emitido una orden de localización y captura por un caso de malversación de fondos públicos.

Es esencial recordar que el derecho internacional, en particular la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, establece claramente la inviolabilidad de las premisas de las misiones diplomáticas. Sin embargo, el tema provoca criterios encontrados porque esta inviolabilidad no otorga a las embajadas el derecho de albergar a personas que están evadiendo la ley del país anfitrión. Esta disposición es crucial para mantener el respeto mutuo entre los estados y preservar la cooperación internacional.

El caso del fundador de WikiLeaks, Julian Assange, es un ejemplo relevante. A pesar de que Assange se refugió en la Embajada de Ecuador en el Reino Unido, el gobierno británico no violó la inviolabilidad de la embajada al arrestarlo posteriormente. Esta acción se basó en el principio de que las embajadas no pueden ser utilizadas como refugios para fugitivos del derecho local del estado receptor.

En este sentido, es importante destacar que el presidente ecuatoriano, en su declaración de guerra a las organizaciones criminales, no debería confundir el uso legítimo del poder con el abuso del mismo. Si bien es crucial combatir la delincuencia, esto no puede justificar la vulneración de normas internacionales establecidas para preservar la integridad de las misiones diplomáticas.

Los canales diplomáticos existen precisamente para resolver conflictos y discrepancias entre los estados de manera pacífica y respetuosa. El uso de la fuerza bruta para ingresar a una embajada, como se ha visto recientemente, no solo viola el derecho internacional, sino que también socava la confianza y la estabilidad en la región.

La decisión de ciudadanos ecuatorianos de buscar refugio en la Embajada de México no debe ser tomada a la ligera. Si bien es comprensible la búsqueda de protección en situaciones de riesgo, es importante encontrar soluciones que respeten tanto el derecho internacional como las leyes locales.

La Convención de Viena establece un principio fundamental en las relaciones diplomáticas: si una persona se refugia en una embajada para evitar la persecución por parte de las autoridades locales, la embajada no está protegida por el derecho internacional para mantener a esa persona contra la voluntad del estado receptor. Esto subraya la importancia de no permitir que las embajadas sean utilizadas como santuarios para aquellos que buscan eludir la justicia.

En última instancia, el respeto mutuo por la soberanía y las leyes locales es esencial para mantener relaciones internacionales sanas y funcionales. El cumplimiento de las normas diplomáticas y el respeto por la inviolabilidad de las misiones diplomáticas son pilares fundamentales de la diplomacia moderna y deben ser defendidos y respetados por todos los actores internacionales.

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