6 de noviembre de 2023, 4:00 AM
6 de noviembre de 2023, 4:00 AM


El domingo 12 de noviembre será el debate presidencial entre Sergio Massa y Javier Milei, los candidatos que disputarán una semana después las elecciones definitivas para saber quién comandará la Casa Rosada a partir del 10 de diciembre y por cuatro años los destinos de la República Argentina.

Para ponerle números a la velocidad del tiempo y contextualizar lo que pasó hace unos días, es menester recordar que el domingo 23 de octubre fueron a votar 2.2 millones de personas más que en las PASO (agosto) y hubo 810 mil votos en blanco menos. Curiosamente Unión por la Patria recogió casi 3 millones de votos más. Juntos por el Cambio perdió 533.000 votos y la Libertad Avanza ganó 651.000 votos. 

En el país de Lionel Messi y Jorge Luis Borges pasaron cosas esta semana y muchas. Después de conocerse el resultado de las elecciones el expresidente Macri invitó a su casa a Milei para ofrecerle su apoyo incondicional y amigarse con la gran derrotada, “la tirabombas asesina” Patricia Bullrich. Juntos por el Cambio (PRO, Alianza cívica y UCR) la oposición alternativa volaba por los aires por la inconsulta y por la ‘traición’ del jefe Mauricio. La foto del abrazo Milei-Bullrich en un medio televisivo causó sentimientos de asombro, dudas, alegría e indignación. La estrategia de campaña del Libertario cambió radicalmente desde entonces.

 Luego de salir golpeado de un par de apariciones en la televisión Milei se refugió y guardó a su equipo (enmudecido) para que asuma el expresidente a vocear su campaña. La casta de los anticastas a pleno. Vaya si pasaron cosas. Por su parte Sergio Massa, lejos de frotarse las manos y observar el raro movimiento del León disruptivo, comenzó a tejer alianzas con frentes disgustados, indecisos y los blancos que nunca fueron tan perfectos como hasta hoy.

Aunque el dólar sigue bajando, la crisis de “la escasez” de combustible sirvió para volver a denostar al ministro de economía y refregarle su inutilidad en el manejo de crisis. 

La incertidumbre avanza, así como los escraches de escándalos sexuales en los libertarios (caso Juan Nápoli-Melconian) por otro lado algunos números de encuestas aventajan a Javier Milei, aunque por poco margen. El secreto está en las calles y en los votos que vendrán desde el cuarto oscuro. 

Mientras que en las últimas horas han cambiado las estrategias de campaña, dicen los que saben que en los últimos días se definirán los números finos, claramente el debate a llevarse a cabo el domingo anterior a las elecciones del 19 será el punto de inflexión de esta contienda.

Pasan las horas y se ve otro Milei, más edulcorado, sin gritos ni motosierra y abrazando a gente. También se ve un Massa desmarcándose de Cristina Fernández y alejado del Kirchnerismo, buscando a un peronismo clásico proclamando un pacto de unidad nacional “con los mejores” para terminar con la famosa y maldita grieta.

En el debate del domingo 12 en la Universidad de Buenos Aires, se definió que se pueden mover los candidatos, exponer y cuestionar al oponente, pero el nudo de la discusión fue llevar o no papeles para mostrar o leer. Nada de eso habrá y la propia hermana, Karina Milei, perdió esa pelea. Habrá módulos temáticos y se podrán interrumpir. El alto interés por verlos cara a cara y golpe por golpe, sube por las nubes la cotización del rating. No solo será para alquilar balcones, sino para ver el modelo de país que tienen los pretendientes en uno de los peores momentos económicos y sociales que vive la República Argentina.

 Será un debate decisorio, quien se salga de sus cabales perderá y por goleada. Quien maneje con aplomo y moderación los embates del rival ganará el combate. Hay dos modelos y un solo país. La expectativa de esa pelea por un par de puntos sería la clave para llevarse la presidencia.