Opinión

Cara a Cara

31 de marzo de 2024, 4:00 AM
31 de marzo de 2024, 4:00 AM

Édgar Villegas, un ingeniero boliviano especializado en informática adquirió, de improviso, notoriedad pública. Fue cuando poco después de las elecciones generales de 2019, comparó los datos del sistema de conteo rápido (TREP) con los del cómputo oficial. Detectó alteraciones, manipulación de cifras y otras irregularidades. De su lado, la OEA a cargo de la auditoría del proceso, advirtió un “cambio drástico” en la tendencia entre los resultados, antes y después de una súbita detención del conteo rápido. La ONU, UE y otros organismos de la comunidad internacional también manifestaron sus reparos al respecto.

 Con su hallazgo, que luego envió a la OEA, Villegas provocó un terremoto político que derivó en la renuncia de Evo Morales, muy ufano a poco de haberse declarado ganador de la justa electoral. Desde su feudo chapareño, el cocalero no trepidó en denunciar un golpe de Estado. Luego huiría rumbo a México. Y ahora, en sus devaneos por volver al poder, hasta se compara con Bolívar y Victor Paz Estenssoro.

Por estos días, inopinadamente, Villegas ha sido imputado por la Fiscalía por presuntos delitos de “instigación a delinquir”, destrucción de bienes del Estado y otros. Su demandante es un diputado de línea evista que, además, pide que lo encarcelen para que no fugue. De tal modo, desde el ‘fiscalato’ se ha desatado la cacería feroz contra el ciudadano valiente que, -en vez de mirar hacia otro lado-, se atrevió a develar un grosero fraude electoral que se burló de la democracia y de la buena fe de los bolivianos.