21 de agosto de 2023, 4:00 AM
21 de agosto de 2023, 4:00 AM


Argentina está tan loca que los números lógicos no le ayudan a explicar su futuro.

Si tres tercios marcan el absoluto, después de la votación del domingo anterior, la aparición del cuarto tercio es posible. ¿De dónde surge el cuarto tercio y cómo se aplica en la política del país de Messi, Borges y Maradona?

La ley de los cuatro tercios no parece ser un ajuste de cuentas ni una operación política que el periodismo de cierta laya despliega en sus pantallas en tiempo de artificiosa inteligencia.

Los tres tercios de candidatos a la presidencia en la República Argentina completarían casi el absoluto, sin embargo y a pesar de los resultados de las elecciones primarias abiertas, simultáneas y Obligatorias (PASO) del domingo anterior surge el cuarto tercio. ¿Pero a qué se refiere esta nueva impronta numérica? Al 30% de quienes por una u otra razón no fueron a votar (más de 11 millones de votos) es donde ahora los tres candidatos que corren hacia la silla presidencial, Javier Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa, ponen el ojo, el foco y todas las intenciones para navegar por esas aguas, por ese mar de oportunidades. ‘Quitonearse’ un porcentaje entre ellos es cosa del pasado. 

El deseo es hoy ‘pescar’ al menos un 10% de esos votantes que, por bronca, especulación o flojera no salieron de sus casas. Pero ahora, con el resultado puesto, ya eligieron mentalmente a quién votar y seguramente lo harán sin temor a equivocarse.

Tras el batacazo del libertario que promete dolarizar la economía, privatizar las empresas estatales, eliminar los ministerios de Trabajo, Turismo, Deportes, Cultura, Ciencia, Ambiente y Desarrollo Social, entre otros, aprieta el acelerador y fija posiciones radicales que son aprobadas por sus seguidores más acérrimos. 

No solo dedica el triunfo a sus cuatro perros sino confirma que la pauta publicitaria a los medios será cero y que la venta de órganos humanos será libre. A tiempo que niega el cambio climático anuncia, en caso de ser elegido, una nueva ley de armas que permita comprar con “libertad carajo”.

Después de las PASO los mercados tambalearon en el norte y el peso argentino se devaluó en un 20% al inicio de semana y después siguió. Tras el ventarrón nadie ha hecho cuentas todavía, para contrarrestar el aluvión, algo que el oficialismo y la oposición debieran estar urgidos.

Bajo el lema contra la “casta política” Javier Milei (1970) fue cosechando adeptos hartos de falsas promesas y de falta de soluciones, sobre todo, económicas. ¿Alcanza el dinero si se eliminan las retenciones, los impuestos y otros mecanismos de recaudación para sostener la economía? Y otra, ¿cuál es el pacto con las gobernaciones que el ganador de las primarias haría con ellas apenas asuma la presidencia en reemplazo de las coparticipaciones y demás? “Que cada provincia viva con lo que tiene”, adelantó.

Argentina, mareada en su laberinto inflacionario y donde la devaluación constante reproduce más pobreza, no hace más que reafirmar el viejo dicho de ‘a río revuelto ganancia de pescadores’.

Un 30% ausente-presente cultiva indecisión y secretismo que suspira en una incertidumbre angustiante por donde atraviesa hoy el país vecino.

Milei competirá con la alianza conservadora Juntos por el cambio representada por Patricia Bullrich (1956), una experonista que cambió de vereda y fue ministra de De la Rúa y luego de Macri. Más atrás en el resultado y a 200.000 votos de diferencia, aparece el actual ministro de Economía, del Gobierno kirchnerista, Sergio Massa (1972), a quien se le escapan los números del dólar y la inflación, y que aún analiza dar un golpe de timón para capear la tormenta.

Pareciera ser que solo un milagro podría cambiar el rumbo de los acontecimientos el 22 de octubre cuando vayan a las urnas los argentinos. Antes, un debate de candidatos presidenciales será el escenario propicio para que algunos lo aprovechen y otros escenifiquen su propio cadalso. Será un laberinto con olor a abismo por donde deberán sortear los tres candidatos más votados.

Mientras tanto, el pueblo argentino sufre una de las crisis más profundas del siglo, aunque no pareciera aprender de la historia, que tal vez vuelva a repetirse.

Tags