Los agentes económicos consideran que el diálogo con reglas claras debe ser el norte. Acceder a recursos, controlar el déficit fiscal y diversificar la producción son los puntos a trabajar

26 de octubre de 2020, 15:29 PM
26 de octubre de 2020, 15:29 PM

El presidente electo, Luis Arce, que estará al frente del país por cinco años, para manejar la actual crisis económica deberá construir una agenda que tome en cuenta las demandas sectoriales de los empresarios y de los trabajadores. Una alianza necesaria para poder reactivar la economía nacional.

Así lo entiende Ibo Blazicevic, presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), que considera esencial que el nuevo Gobierno realice un pacto social con los diversos actores de la economía, entre ellos el sector privado, para superar la actual crisis económica que agobia a los bolivianos.

Blazicevic resaltó que el contexto económico, político y social poscoronavirus requiere del concurso tanto del sector público como del sector privado para aliviar la caída del crecimiento, los déficits gemelos, la contracción del mercado externo e interno y el bajón de la demanda agregada.

Para el industrial, es vital consolidar un escenario de seguridad jurídica para la inversión privada que es la palanca para promover el crecimiento del país, en donde el nuevo Gobierno debe ser promotor de la inversión y la iniciativa privada.

Para Luis Fernando Barbery, presidente de la Confederación de Empresarios Privados de Bolivia (CEPB), el consenso debe ser la base para poder avanzar hacia soluciones pragmáticas y técnicas que eviten un mayor desempleo y permitan un despegue de la economía, porque de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Producto Interno Bruto (PIB) del país registró una variación de -11,11% al segundo trimestre de este año debido al Covid-19.

Mientras que el Banco Central de Bolivia (BCB) ha proyectado para este año una caída del PIB de un -6,2%. Cifras que alertaron a Arce y lo llevaron a indicar que se está viviendo uno de los peores momentos económicos del país.

Ante este escenario, Barbery enfatizó que hay plena disposición para apoyar los esfuerzos e iniciativas del Estado, pero que lo fundamental es lograr alianzas en el diseño e implementación de políticas integrales en el ámbito económico, que favorezcan al país, especialmente para la reactivación del sector productivo y la recuperación del empleo.

Con un discurso conciliador, Rolando Kempff, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), remarcó que el sector busca trabajar con el nuevo Gobierno en un ámbito de diálogo, reglas claras y en un clima adecuado para los negocios, en donde se dé espacio a los empresarios en la reactivación económica.

Kempff aseguró que hay un compromiso de seguir invirtiendo y de trabajar de forma conjunta con el Estado. El empresario calculó que se necesitan unos $us 7.000 millones para reactivar la economía en su conjunto, a tiempo de resaltar que el programa económico de Arce los incluye, algo que estima como positivo, por lo que están dispuestos a apoyar a la nueva gestión del MAS, en un contexto de confianza y seguridad jurídica.

El déficit en la balanza comercial, que hasta septiembre de 2020 fue de unos $us 140 millones, es un desequilibrio económico que preocupa a la CNC y que esperan poder revertir a partir de 2021, mientras que, respecto al tipo de cambio, su titular apreció que si el país consigue los recursos necesarios para inyectarlos en la economía nacional y las Reservas Internacionales Netas (RIN) se recuperan, una devaluación de la moneda nacional no sería los más adecuado.

Gonzalo Molina, presidente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia (Caneb), pidió al nuevo presidente la construcción de un discurso en común en donde se vean reflejado los distintos intereses sectoriales que en su conjunto permitirán una reactivación integral de la economía nacional.

Molina subrayó que los números relacionados con la balanza comercial y el déficit fiscal son críticos, por lo que cree imperioso generar una estrategia conjunta entre el Gobierno, los empresarios y los obreros, para tener una visión compartida de la compleja situación económica, y así de forma conjunta establecer un plan reformador de largo aliento para reconstruir la estructura productiva y exportadora de Bolivia.

De acuerdo con el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), a partir de los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el comportamiento de las exportaciones durante la cuarentena provocó una caída en el valor de las ventas al exterior de un 23%, pues en el periodo enero-septiembre de 2019 las exportaciones fueron por $us 6.500 millones, mientras que, en similar lapso de 2020, la misma bajó a $us 4.600 millones.

Juan Carlos Vargas, secretario de Relaciones de la Confederación Nacional de la Micro y Pequeña Empresa (Conamype), manifestó que van a pedir a Arce que se siga avanzando en la agenda ya elaborada en 2019, en la que se abordan los problemas del contrabando, acceso a créditos, diversificación de la producción nacional y nuevos mercados para la oferta nacional.

Vargas dijo que en esta coyuntura no hay espacio para el enfrentamiento, por lo que el Gobierno debe tener la capacidad de tender puentes de diálogo y no tener una postura dura e intransigente.

Para José Alberti, analista económico, la recesión económica indica que debe haber una relación virtuosa entre el Estado y los empresarios, pues desde su punto de vista, el mundo avanzó mediante la cooperación y la colaboración y eso será fundamental durante el Gobierno de Arce, en donde los empresarios se van a dedicar a crear empleos y el Estado a brindar las condiciones adecuadas.

Alberti señaló que ya no se puede seguir con la vieja idea de que el mercado es el enemigo del Estado y en vez de esta dicotomía se debería crear una sinergia pública y privada, que permita la recuperación de unos 300.000 puestos de trabajo afectados por la pandemia.

Los desafíos del MAS

De acuerdo con los analistas consultados, tres son los principales desafíos que deberá afrontar Arce en sus primeros 100 días de Gobierno.

Jaime Dunn, analista financiero, precisó que uno de los mayores retos de Arce será el de conseguir recursos para reactivar la economía, por lo que deberá definir si prescinde del dinero internacional o si recurre al endeudamiento interno.

Dunn hizo notar que durante la campaña, Arce sostuvo que negociará con los organismos multilaterales para que haya un diferimiento de los servicios por la deuda externa (capital más intereses). No olvidemos que para esta gestión el país deberá pagar $us 800 millones, y Arce proyecta ingresos por $us 300 millones por el nuevo impuesto a los millonarios.

Para el analista económico, Germán Molina, sin dinero no puede existir una reactivación económica, a tiempo de hacer notar que los recursos internos son insuficientes, por lo que necesariamente el MAS deberá recurrir al crédito externo, más si se toman en cuenta las recomendaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que indica que a la población vulnerable se le otorgue un bono mensual de tres a seis meses según las posibilidades de cada país.

Controlar el déficit fiscal es el otro dolor de cabeza que deberá afrontar el nuevo mandatario. Sobre el tema, Alberti explicó que esta variable a fin de año se va a ubicar en un 14%, uno de los más altos de la historia boliviana.

Alberti precisó que el Bono Hambre significa más de $us 700 millones, algo que seguirá incrementando el déficit fiscal. “La única forma de tapar ese hueco es aumentando la producción y generando un mayor consumo. Así, las empresas pagan sus impuestos y generan mayores ingresos al Estado”, detalló Alberti.

Waldo López, expresidente del Colegio de Economistas de Bolivia, puntualizó que al elevado déficit fiscal se suma el progresivo descenso de las RIN y la sobrevaluación del tipo de cambio, un tema que divide aguas pues mientras algunos economistas creen que se debe realizar una devaluación progresiva del boliviano, otros opinan que por ahora es una medida que puede desestabilizar al país.

Un tercer punto que debe trabajar Arce es la diversificación del aparato productivo. En este apartado, Jhony Mercado, expresidente del Colegio de Economistas de Bolivia, dijo que la economía ya no puede solo crecer con la construcción de puentes o con la inversión pública destinada a la creación de empresas estatales, que son una carga para el Estado, por lo que el experto considera clave generar mayor valor agregado a la producción nacional.