Opinión

Al otro lado del río

26 de febrero de 2021, 5:00 AM
26 de febrero de 2021, 5:00 AM

Dado su invaluable aporte como una fuente fundamental de agua dulce, alimento, riego para la agricultura y, en el caso de los más caudalosos, un eficiente medio de transporte, desde las antiguas grandes civilizaciones hasta los pequeños villorrios de la actualidad, la mayoría de los asentamientos humanos surgieron a la ribera de los ríos. Tal es su importancia geopolítica, que son regularmente utilizados como límites naturales entre estados o ciudades. En ocasiones, cruzarlos significaba llegar a la tierra prometida, como cuando en el año 1405 a. C. Josué condujo al pueblo de Israel a Canaán, atravesando el Jordán; o como en la actualidad, miles de personas arriesgan diariamente sus vidas tratando de cruzar el río Grande que separa México de los EEEUU y así alcanzar el anhelado sueño americano.

Sin ir muy lejos, vemos el caso de nuestro principal afluente, el Piraí, que divide la capital oriental de Porongo, municipio que se ha convertido desde hace un par de décadas en un polo de atracción para miles de familias que llegan desde todos los rincones del país en busca de un lugar mejor para vivir. Sin duda, muy pocos se arrepienten de tal decisión considerando la combinación de buen clima, belleza natural y la abundante oferta de urbanizaciones privadas existentes en el lugar; sin embargo, es innegable la frustración y la rabia que sienten muchos vecinos, nuevos y antiguos, al ver que la inversión pública en la zona es tan escasa y de mala calidad lo que se refleja en el pésimo estado de los caminos, la falta de un adecuado servicio de aseo urbano, un alumbrado público deficiente, servicios de salud muy precarios, seguridad pública casi inexistente, etc. Situaciones que son, en el mejor de los casos, fruto de una muy mala gestión municipal o lo que es más probable, altos niveles de corrupción. Afortunadamente, nos encontramos nuevamente en vísperas de un proceso eleccionario en el que los vecinos podrán decidir con su voto si quieren que esto cambie de una vez por todas o, por el contrario, continuarán apoyando a quienes, desde el ejecutivo, y con la activa complicidad del concejo, han mantenido al municipio sumido en el abandono actual.

Ya es tiempo que los votantes se informen debidamente y elijan correctamente, tomando en consideración principalmente los beneficios para toda la comunidad y no sólo las ganancias personales, aquellas nacidas de lealtades partidarias, familiares o intereses comerciales particulares. No se debe permitir que nos sigan dirigiendo quienes hasta la fecha no han sido capaces de hacerlo, como tampoco quienes desde sus cargos públicos fallaron en realizar la debida fiscalización. Resulta impresentable también optar por candidatos que actualmente o en el pasado reciente hayan sido militantes de un partido como el MAS que tanta persecución ha realizado en contra de Santa Cruz, incluyendo a muchos residentes del lugar. 

Sería igualmente absurdo votar por aquellos avalados por siglas o personas que desde Sta. Cruz de la Sierra se opusieron obstinadamente contra la integración vial del municipio. Asimismo, y aunque no se vulnere norma alguna, sería poco prudente por decir lo menos, favorecer con las preferencias a quienes, llegado el caso, tendrían un claro e innegable conflicto de interés con la municipalidad.

Lo deseable sería que los futuros líderes sean genuinos representantes de los residentes, que compartan con ellos sus problemas y necesidades, tanto de los que recientemente llegaron con la maleta cargada de sueños de una vida mejor, así como de los antiguos habitantes del lugar cansados ya de que sus anhelos de progreso sigan siendo permanentemente postergados. Confiamos que estos deseos se harán pronto realidad, por lo menos, al otro lado del río.

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