El ministro de Defensa recriminó en la mañana a las autoridades locales por la falta de cumplimiento. Le piden dejar afuera los exabruptos y coordinar las tareas

El Deber logo
9 de abril de 2020, 18:25 PM
9 de abril de 2020, 18:25 PM

Una fuerte crítica del ministro de Defensa, Fernando López, que acusó a las autoridades cruceñas de no estar cumpliendo su labor para que la población acate la cuarentena, trajo una fuerte respuesta de parte de las autoridades locales. 

“El exabrupto no ayuda, lo que tenemos que hacer es ser serios, trabajar en conjunto. Coordinando, con trabajo, sacrificio y unidad vamos a poder lograrlo”, le dijo Roly Aguilera, secretario general de la Gobernación en una conferencia conjunta con Wilfredo Rojo, ministro de Desarrollo Productivo, y Angélica Sosa, alcaldesa interina. 

A su turno, Sosa pidió al Gobierno que escuche su propuesta de Estado de sitio (estado de excepción, según la nueva Constitución), mientras que Rojo recriminó a la población su falta de cumplimiento. “O cumplimos la cuarentena o nos vamos al tacho”, planteó.  

Rojo, ministro encargado de la coordinación en Santa Cruz, fue el primero en tomar la palabra. “Por favor, señores ciudadanos, quédese en casa”, arrancó de manera enfática el representante de Jeanine Áñez. 

Fue una llamada de atención severa a toda la población. Recordó que las proyecciones matemáticas para Bolivia y Santa Cruz son las peores de todo el continente, que si la desobediencia sigue a este ritmo pronto veremos casos como los de Quito (Ecuador), donde la gente que muere es sacada por sus familias a las calles, para que el Gobierno las entierre.

“Sigamos saliendo”, retó el ministro, para luego recordar que, al hacerlo, el vecino se juega su vida y la de su familia. “No es chiste este tema, hay grave irresponsabilidad de muchos ciudadanos. La muerte está entrando en casa de los cruceños”, expresó Rojo.

Ahí fue entrando en tema. Dijo que los sistemas de salud se van a colapsar, que la Policía y el Ejército no dan abasto, que no alcanzan para cubrir toda la ciudad y que están cansados de trabajar, sin que la población les haga caso. “No seamos sinvergüenzas, hagamos caso”, recriminó.

Para explicar la gravedad de la situación, reconoció que no se descarta un repunte de muertos en Santa Cruz, pero eso será responsabilidad del ciudadano que no cumple con el aislamiento y está poniendo en riesgo “la vida, el trabajo y el futuro” de Santa Cruz. 

Recordó que, en Estados Unidos, un país que tiene todo para enfrentar la pandemia, reporta un muerto cada siete minutos, mientras que Bolivia tiene un sistema muy pequeño, gracias a los 14 años en que el Gobierno regaló canchas y no salud. 

Ahí lanzó otra advertencia: las autoridades harán cumplir la ley y quien la incumpla tendrá que atenerse a las consecuencias.

Luego se refirió a los que más tienen. Dijo que en el banco de alimentos no se tienen los resultados esperados porque “la gente pudiente no ha respondido”, pero ya están recibiendo ayuda externa y han podido coordinar con los empresarios e instituciones.

“Por qué ustedes no colaboran, ciudadanos. No importa que se rasquen el ombligo todos los días. Háganlo, es lo mejor que pueden hacer”, dijo.

Luego fue el turno de Aguilera, que comenzó conciliador, pero de a poco fue subiendo el tono. Primero se sumó a las palabras de Rojo, reconoció los esfuerzos que están haciendo la mayoría de los ciudadanos, las autoridades del Gobierno nacional con “acciones creativas” para brindar diferentes servicios en todos los rincones y el esfuerzo de los gobiernos subnacionales al disponer de todo el presupuesto que se tiene y que no se tiene para enfrentar la pandemia. 

“Por esos pocos que están tomando esto como una chacota, nos están poniendo en peligro todos”, lamentó.

Luego, se refirió a López. Lo primero que le pidió es que se sume, que trabaje en conjunto y que asuma sus responsabilidades aquí, en Santa Cruz

Le recordó que la Gobernación siempre reclamó por el déficit enorme de policías y militares en el departamento y que él y el ministro de Gobierno son los responsables del control de los ciudadanos. Aseguró que están dispuestos a trabajar las 24 horas del día, de lunes a lunes, pero en el marco del respeto y el sacrificio. 

Sosa se mostró dispuesta al trabajo, pero también lanzó críticas a lo que se ha hecho hasta ahora. Fue directa y leyó una carta dirigida a López que contenía además sus propuestas. Dijo que es notoria la ausencia de las fuerzas del orden en las zonas críticas de la ciudad. “Nuestra primera misión es unirnos. Aquí no hay color político, debe haber amor”, propuso.

Luego vinieron las críticas. Recordó que antes de la llegada del virus a Bolivia advirtieron que se tomen medidas. “No se tomaron medidas, así de simple”, sentenció.

Recordó que desde el Concejo, el 18 de marzo dictaron una cuarentena que el Gobierno lo hizo tres días después y que ambas medidas se han acatado a medias. 

“Quien tiene que ayudar son las Fuerzas Armadas y la Policía. La cuarentena no se ha cumplido como se debía porque no hay control de efectivos de la policía ni de los militares. Ellos están llamados al control”, recriminó.

Fue ahí donde lanzó su propuesta de medida más dura: “Solicito declarar estado de sitio en Santa Cruz”, fue el primer ‘misil’ hasta La Paz e hilvanó el segundo: “Presidenta, destine recursos para Santa Cruz”. 

La alcaldesa confirma con esto uno de los conflictos entre el Gobierno central y las autonomías: la falta de manejo descentralizado de los recursos extraordinarios para combatir la pandemia.

Con la frase “nuestro pueblo está pasando hambre”, entró en la cara social del incumplimiento de la cuarentena. Le dijo al Gobierno que los ‘coronabonos’ no llegan a todos e invitó al Gobierno y a la presidenta a seguir trabajando para ayudar a atender a esa población. 

Lo que vino después fue el cierre. Urenda no necesitó repetir las críticas a la población ni las amenazas. Con una noticia, mostró la cara más cruel de la pandemia: La muerte de una bebé de cinco meses.