Opinión

Miserias de un país mediocre

7 de abril de 2020, 21:14 PM
7 de abril de 2020, 21:14 PM

La grave crisis desatada por la pandemia del coronavirus, además de poner en una delicada situación a la población boliviana, ha desnudado las miserias que tenemos desde siempre en este país ya caracterizado por su mediocridad, pero ahora con evidencias inocultables principalmente en la educación y salud.

A duras penas, y no es enunciación teórica, se quieren suplir las clases con el uso de los medios virtuales de computación para impartir y compartir en algunas materias en los colegios particulares, y a pesar del programa de las computadoras Quipus que fue otra estafa del proceso de cambio, los alumnos de escuelas fiscales no pueden acceder a una educación virtual y muchos de colegios particulares tampoco. Muestra de la mediocridad de los diferentes gobiernos en materia educativa que nunca le dieron la importancia debida y ahora a la fuerza y como sea se busca suplir lo que debió haber sido política normal en materia educativa.

Otra muestra evidente y palpable de la pésima o ninguna educación es la conducta demostrada por cientos de ciudadanos que no respetan las normas de restricción, pretenden imponer su voluntad para no cumplir la cuarentena y además ponen en riesgo no solo sus personas, sino a cientos de otras personas que tienen contacto entre ellos.

En materia de salud nos encontramos igual de mal, tratándose de dos aspectos tan importantes en la vida del país. Reconociendo en primer lugar el sacrificio de los médicos, enfermeras, personal de servicio, conductores de ambulancias y todos quienes ponen lo mejor que tienen para enfrentar día a día el flagelo que agobia a tanta gente y a quienes debemos no solo agradecerles, sino reconocerles su esforzada labor, se ha desnudado de una manera cruel las falencias del sistema de salud pública y también el privado.

            No se trata de individualizar los problemas, porque los casos particulares constituyen el contexto, la muestra visible, de los graves inconvenientes que se tropiezan para enfrentar la lucha contra la pandemia, sin recursos materiales, con improvisación generalizada que les obliga a hacer lo que puedan para poder enfrentar el problema que encontró al país sin barbijos, ni mandiles, ni guantes y menos con equipos como respiradores, dependiendo de la mejor voluntad de médicos, enfermeras y personal adjunto que se sacrifican y procuran enfrentar este flagelo. 

Exigir y exigir a las autoridades nacionales como enfrentar este problema, no es justo, porque es evidente que están haciendo lo que mejor pueden para poder afrontar el problema, porque las falencias en el sistema de salud no son de ahora, son de siempre, ningún gobierno (si hubiera alguno sería de manera parcial y excepcional) desde que se fundó la república y mucho menos en el estado plurinacional ha tomado en serio a la salud pública.  

Somos un país pobre y mediocre que en las dos más importantes labores de cualquier gobierno que son la salud y la educación, nunca tuvieron políticas serias e inteligentes y ahora estamos viendo y viviendo las funestas consecuencias de esa miopía política.

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