Opinión

Fragilidades de la cadena de suministros

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8 de abril de 2020, 3:00 AM
8 de abril de 2020, 3:00 AM

Antonio Rocha Gallardo

El efecto de la pandemia sobre la cadena de suministros a la población, tales como alimentos, medicamentos y servicios básicos, es el de una natural reducción de la oferta, reducción de stocks y cierta elevación de precios especialmente en regiones no productoras de alimentos y en la población rural, esto por las restricciones a la libre movilidad de los factores. Sin embargo creo que la crisis hasta hoy ha estado bien manejada, de lo que hay que dar crédito a la población en su mayoría disciplinada, al sector agroalimentario, al transporte nacional e internacional y a la planificada actuación del Gobierno en sus tres niveles.

En general los centros de abasto en ningún caso se han visto con escases de los productos básicos de la canasta familiar y tampoco estos productos se han encarecido en gran medida, gracias a la buena intervención del control municipal sobre el agio y la especulación, siendo ahora el principal problema la disponibilidad de recursos del 65% de la población que vive en la pobreza e informalidad, cuyas carencias le impiden el sustento y amenazan romper la cuarentena por un natural impulso de subsistencia.

La única forma de sostener la cadena de suministros básicos a la población es devolverle al consumidor su capacidad adquisitiva, mantener la oferta de alimentos y servicios básicos y controlar la inflación. Estando las dos últimas condiciones aseguradas en buena parte, la primera dependerá del tamaño de la bolsa del Estado para solventar y distribuir los Bonos Familia de Bs. 500 por estudiante de pre-escolar y primaria y el de la Canasta Familiar de Bs. 400 que alcanza a discapacitados, personas de la tercera edad y madres alcanzadas por el bono de natalidad.

Si promediamos dos hijos en edad escolar por familia uno de los bonos llegaría a unas 700 mil familias, lo que sumado a las personas de la tercera edad que son 960 mil personas mayores de 60 años, más las personas con discapacidad que son unas 400 mil personas en todo el país, el beneficio del subsidio directo podría llegar al 35% de la población, esto sin contar las anunciadas subvenciones al consumo de luz, agua y gas. A pesar del esfuerzo realizado por el gobierno la ayuda directa aun deja por fuera a unas cuatro millones de personas que no tienen un salario formal, lo cual las convierte en un estrato poblacional de riesgo que puede desbordarse ante la carencia de medios de subsistencia, lo cual afectaría la seguridad de la cadena de suministros.

Cabe anotar que en medio de la crisis sanitaria mundial, ningún puerto, aeropuerto, terminal de carga, transporte internacional, aduanas, agentes de aduana etc, en el mundo, han dejado de operar facilitando el flujo internacional de bienes destinados a garantizar la alimentación y salud de la población mundial y por supuesto para coadyuvar en sostener la cadena de suministros de las industrias y el comercio en la medida que les ha sido posible operar con una producción que se estima reducida en un 30% a nivel global y que en algunos sectores como el turismo, el transporte aéreo de pasajeros y el gastronómico en los que la reducción de la producción ha sido a más del 80% en el mes de marzo.

La mayor fragilidad de la cadena de suministros no está en el mismo flujo logístico, sino en los sobre stocks de bienes distintos a los commodities en los puertos y en los recintos de aduana, originado por la contracción de la demanda interna de estos bienes, la previsible reducción de ingresos de la clase media por las necesarias restricciones de circulación impuestas en la mayoría de los países del mundo. Esto sin duda podría redundar en la suspensión de órdenes de compra, cancelación de contratos de transporte y por ende una reducción de las exportaciones e importaciones que afectaran de manera directa a nuestras economías, arrastrándolas a una ya previsible recesión económica global.

Otra fragilidad no menos grave en la cadena de suministros es la seguridad de la provisión desde los centros de abastecimientos globales principalmente en Asia,  puesto que en muchos de estos países las medidas adoptadas para la contención de la pandemia han afectado industrias críticas fabricantes de materiales  y componentes que se destinan a otras industrias en Europa Oriental y Latinoamérica. En el caso de Bolivia varios de estos países nos abastecen de insumos para la producción agrícola, acero, materiales para construcción, equipos de refrigeración, equipos de construcción, vehículos y autopartes, entre otros, y a su vez nos compran minerales, metales, carne vacuna, cueros y madera, por lo que también se afectará la cadena de distribución de nuestras exportaciones.


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