En las tiendas virtuales y en los mercados son ofrecidos artículos destinados para la desinfección. La pandemia "sorprendió" al sistema de salud, que recurrió a este mercado para equiparse

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7 de abril de 2020, 16:30 PM
7 de abril de 2020, 16:30 PM

Hay quienes aseguran que en las crisis surgen las oportunidades. Esa frase se ajusta perfectamente a esta época de coronavirus. Todo aquel que comercialice barbijos, guantes o bombas de agua, busca equilibrar sus cuentas de abril a costa de la necesidad de seguridad de la población, que necesita estar y sentirse segura ante el peligro de tocar objetos y personas contaminadas con el Covid-19. 

Basta con hacer un recorrido virtual por las "tiendas" de Facebook, Marketplace, para constatar cómo han germinado los negocios vinculados a la bioseguridad.

Lo primero que se vendió como "pan caliente" fueron los mamelucos blancos que son utilizados para atender pacientes de Covid-19. Las empresas mayorista ya no disponían de ninguno la semana pasada. La mercadería fue comprada por una entidad pública subnacional. Eso dejó a los médicos a merced de los distribuidores más pequeños.

Los médicos del hospital Pampa de la Isla compraron 50 trajes a Rosalín, que cuenta con una importadora en el centro de la ciudad. Calculan que en los últimos días vendieron unos 2.000 trajes, entre batas sencillas y los de protección categoría 4. Los precios variaron entre los Bs 35 y Bs 110. Asegura que no especularon con los precios. 

Tampoco  subieron el precio a los guantes de nitrilo, los que realmente contienen al virus y que están recomendados por el protocolo de atención del Ministerio de Salud, pero que escasean en los hospitales, por lo que el personal de salud se ve obligado a utilizar doble guante de látex (también recomendado en el protocolo oficial). 

Ahora solo quedan protectores faciales de Bs 90. Rosalín aseguran que ellos importan sus productos desde China y no se han animado a hacer un nuevo pedido. “Lo hemos dejado ahí”, dice, por miedo al coronavirus, pese a que el virus no aguanta en las superficies un máximo de cuatro días.

Ante el agotamiento de los insumos médicos, buenos son los agropecuarios. Los overoles impermeables para fumigación también se han agotado y son pocos los que  ofrecen en Marketplace. 

Hoy, Mario ofrece los últimos insumos que le quedan. Son mamelucos azules y grises, solo en talla L, a Bs 110, cada uno. Según el epidemiólogo Carlos Hurtado, esto se necesita solo para personas en contacto con pacientes y lo recomendable es un traje impermeable que cubra toda la piel

Para público en general, insisten desde el Servicio Departamental de Salud, basta con mantener la distancia social, usar alcohol de manera constante y salir con barbijo.

La mascarilla o barbijo es otro artículo de primera necesidad que comenzó a desaparecer de las farmacias al comienzo de la crisis sanitaria. Ya casi no se encuentran los quirúrgicos, de triple capa, que son los recomendados para la población en general. Óscar Urenda, secretario de Salud de la Gobernación, asegura que se pueden reutilizar si se los rocía con lavandina o cloro y luego se los plancha, mientras que los N95, que deberían estar reservados para el personal de salud, han desaparecido por completo del mercado. 

Eso ha traído un peligro: hay mucha oferta de barbijos de tela que no son recomendados por los médicos, ya que dejan pasar las microgotas que transportan el virus. Las mascarillas deben ser multicapas.

El que nunca pensó estar involucrado en nada que tenga que ver con salud es Efraín. Tiene una tienda en el mercado ferretero y a día de hoy tiene como clientes hasta los hospitales. Comercializaba productos de fumigación y de seguridad industrial, que igual volaron en estos días de emergencia sanitaria. Calcula que ha vendido unas 5.000 gafas de seguridad, unos 200 barbijos reutilizables, con filtro de carbono, -que normalmente son utilizados para fumigar o pintar en lugares cerrados,- y unas 150 fumigadoras. Explica que le han comprado desde la Alcaldía y centros de salud para desinfectar estos lugares. 

Pero el artículo que más ha prosperado en estos días no es el alcohol en gel, un viejo conocido desde la pandemia de la gripe A. Esa ‘medalla’ hay que colgársela a la cámara de desinfección. Presentada en sociedad la semana pasada, han aparecido ofertas de esta cabina que rocía agua con lavandina como si fueran palmas en Domingo de Ramos. Las hay de todo tipo y tamaño y sus costos van desde Bs 2.000 hasta los Bs 6.000, sin que nadie certifique su eficiencia.

Dagoberto Cuéllar fue uno de los que comenzó a ofrecer esas cabina la semana pasada. Cuenta que en un par de días recibió más de 300 llamadas, la mayoría de personas curiosas o que quería saber cómo se fabricaban para copiarlo. Comenzó con una cabina semicircular, pero pronto cambió su diseño por una rectilínea. Dice que no tiene nada del otro mundo: una bomba de 3,5 bares, cinco pulverizadores y una estructura metálica. El agua es contenida por turril de 200 litros. “Lo complicado es conseguir los materiales, como no se puede circular. Además, le han subido el precio”, dice Dagoberto y asegura que con acceso a las bombas y a los aspersores podría fabricar 20 por semanas. “La ciudad es grane, se van a necesitar muchas”, explica. 

Pero incluso para eso, para las bombas y los aspersores para el nuevo ‘artículo’ favorito de la pandemia, ya han surgido competencia. En el quiosco de la red social hay bombas de medio uso hasta por Bs 200 y las chinas, de menor potencia, por 400. Las empresas especializadas en estas maquinarias ofrecen el pack completo en modo “de armar por usted mismo”.