El accidente se produjo el 6 de febrero de 1958 cuando el equipo volvía a Inglaterra de un partido de la Copa de Europa en Belgrado. Gregg ayudó a varias personas donde murieron ocho futbolistas.

17 de febrero de 2020, 10:04 AM
17 de febrero de 2020, 10:04 AM

Harry Gregg, considerado como uno de los héroes de la catástrofe aérea de Múnich que golpeó al Manchester United en 1958, falleció a los 87 años, anunció este lunes la fundación que lleva su nombre.

 Exarquero del United, Gregg socorrió a varias personas, incluido un bebé y sus compañeros Bobby Charlton y Jackie Blanchflower, de los restos del avión en el que viajaba el equipo, el 6 de febrero de 1958.

 "Es con una gran tristeza que les informamos del fallecimiento de la leyenda del Manchester United y de Irlanda del Norte Harry Gregg", escribió su fundación en su página de Facebook. "Harry ha muerto tranquilamente en el hospital rodeado de su familia".

 Gregg se había unido al United en diciembre de 1957 a cambio de 23.500 libras, lo que en la época supuso la cantidad más alta en la historia abonada por un guardameta, y fue elegido mejor arquero del Mundial-1958.

 Erigido en héroe por Alex Ferguson, Gregg evocaba con humildad la valentía que exhibió durante el accidente.

 "Mentiría si dijera que pienso en ello todo el tiempo. Me volvería loco", declaró en 2018 antes de una ceremonia de homenaje que conmemoraba los 60 años del dramático episodio.

 "Sé que a los medios les gustaría hablar de lo que pasó en la pista. No culpo a la gente por eso. Pero si todo lo que hice, o todo lo que logré, es lo que pasó en Alemania, en Múnich, si mi vida se resumiera en eso, yo no habría conseguido gran cosa", aseguró.

 El accidente se produjo el 6 de febrero de 1958 cuando el equipo volvía a Inglaterra de un partido de la Copa de Europa en Belgrado. Luego de una escala en Múnich, el avión se estrelló en el despegue por las malas condiciones meteorológicas.

 Ocho jóvenes jugadores del equipo, que acababa de ganar dos campeonatos ingleses consecutivos, fallecieron en la catástrofe, mientras que el entrenador Matt Busby sufrió graves heridas.

 El accidente se quedó grabado para siempre en la historia del club, que acabó volviendo al máximo nivel hasta ganar la Copa de Europa diez años más tarde, en 1968, ya sin Gregg, traspasado al Stoke City a finales de 1966.

 En total 23 personas fallecieron en el accidente. Bobby Charlton es desde ahora el único superviviente que sigue con vida.