Opinión

Segundo debate presidencial con sed de revancha

19 de octubre de 2019, 3:00 AM
19 de octubre de 2019, 3:00 AM

Se vota aquí, se vota allá. En la antesala del segundo debate presidencial Argentina define su destino para los próximos cinco años.

Después de las PASO (elecciones internas) el escenario político en el vecino país cambió. Los 16 puntos que aventajaron al Frente de Todos, liderado por la dupla Alberto Fernández – Cristina Fernández sobre el candidato y presidente Mauricio Macri y Miguel Angel Pichetto, (Juntos por el cambio), se han estirado en las últimas semanas a 20 puntos según encuestas. 

La crítica situación económica marcada por la creciente devaluación de la moneda, el aumento de la inflación, la deuda externa, el creciente riesgo país, la poca confianza del FMI que no le desembolsó la última parte del crédito y la creciente inflación (septiembre marcó 5,9% y un 37.7% de inflación acumulado en 2019), entre otros índices, hunden las expectativas de reelección a Mauricio Macri.

Los candidatos recorren el país con la esperanza de enamorar los votos ocultos e indecisos, incluso de lograr, en el caso del actual presidente, achicar la diferencia para ‘darlo vuelta’ o sea forzar una segunda vuelta, pero los pronósticos indican casi lo contrario, que la brecha entre el 1 y el 2 podría llegar a ampliarse por más de 20 puntos.

El primer debate presidencial, desarrollado en Santa Fe el domingo anterior, además de exponer a los candidatos desveló solvencias e insolvencias, mentiras y verdades, así como propuestas y relatos.

De entrada, el presidente y candidato de Juntos por el Cambio fue el que más ataques recibió, sobre todo de Alberto Fernández, de parte del socialista Nicolás Del Caño y del tercero en preferencias Roberto Lavagna (Consenso Federal) que mostró una discreta presentación.

El debate resultó con más presentación de propuestas que debate de fuego cruzado, las intervenciones de los periodistas fueron exclusivamente para regular los tiempos y administrar los roles como su fuera un árbitro con silbato, pero sin tarjeta.

En la semana y en el umbral del segundo debate de mañana, los actos y las intervenciones de los candidatos a lo largo y ancho del país se detuvieron en algún momento en chicanas, guiños y golpes bajos al contrincante político para desacreditarlo, recordando la actuación del primer debate. Un revival con sed de revancha. Lo que presume un segundo debate caliente y definitivo. Se coincide en señalar que el segundo debate no torcerá el rumbo del resultado, más bien en el último tramo de campaña se acentúan las diferencias.

El próximo gobierno deberá enfrentar una compleja situación económico con perspectivas de largo aliento, porque la asfixia en los números no le dará mucha cintura para grandes cambios.

El gran pacto social que promete Alberto Fernández, en caso de ser elegido, con los sectores económicos, productivos y sociales es una alternativa para salir de la profunda crisis que hoy vive Argentina. Los economistas estiman que quedarán $us 3.000 millones de reservas en el Banco Central, muy poco para lo que se necesita para la reactivación. El Fondo Monetario Internacional frenó hace unas semanas un desembolso de más de $us 5.400 millones y hace unos días la nueva gerente del Fondo expresó que quiere ver el plan de reactivación económica que propone el ganador de las elecciones del 27 de octubre para poder hacerlo.

El segundo debate tampoco modificaría mucho, según estimaciones el presunto resultado en favor a Fernández. Al menos los pronósticos dicen que seguirá lloviendo sobre mojado por un tiempo más.



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