La activista venezolana denuncia que los derechos a la vida, la libertad de expresión, de protesta y libre tránsito son conculcados por la represión de la “dictadura” de Maduro

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17 de marzo de 2019, 4:00 AM
17 de marzo de 2019, 4:00 AM

Escuchar a Ana María Díez estremece por los datos que revelan la dimensión de la crisis humanitaria desatada en Venezuela. Esta abogada y activista de los derechos humanos reclama que la comunidad internacional mantenga su respaldo al país caribeño contra el régimen de Nicolás Maduro. Así habló con EL DEBER.

¿Cuál es la situación de los venezolanos por estas horas?

Estamos prácticamente aislados. Ni siquiera nosotros, dentro del país, podemos informarnos verazmente, menos para afuera. La situación es terrible y vivimos una situación comparable con un escenario de guerra. Estamos hablando de muertes diarias por fallas eléctricas en los hospitales. Actualmente, el país está parcialmente iluminado. De los 23 estados de Venezuela, hay 6 estados que todavía están sin luz. Esto representa un shock muy fuerte tanto económico, social, moral y, principalmente, de vidas humanas.

Maduro llamó a los venezolanos a prepararse para lo peor. ¿Se puede estar peor?

No estamos preparados como sociedad para sobrevivir ni un apagón. Son diversos factores. El poder adquisitivo de los venezolanos se reduce a 3 dólares al mes. La mayoría de los venezolanos tenemos dos o tres empleos. Vivimos un poco con las remesas que envían los familiares desde el exterior; sin embargo, la hiperinflación es tan severa que ya, incluso, hay servicios y alimentos que se venden en dólares y aumentan semanalmente.

Desde afuera, muchos se preguntan, ¿por qué la gente no se levanta contra el régimen?

Esa interpretación es parte de la desinformación y del cerco mediático que mantiene el Gobierno. El Ejecutivo expropió y cerró casi todos los medios de comunicación en radio, prensa y televisión. Diariamente se dan, según cifras del Observatorio Venezolano sobre la Violencia, más de 600 protestas diarias. Estamos hablando de un país que constantemente está en protesta. Las personas que quieren protestar son brutalmente reprimidas. Son personas que toman las calles, agarran una pancarta, le dan a una cacerola, tocan pitos y gritan consignas contra Maduro. Estas personas son reprimidas. Hay distintos niveles de desesperación. En lo que va del año, hay más de 7.000 personas detenidas o con algún régimen de afectación. Esta es una prueba de cómo se arremete contra la protesta en Venezuela.

¿Cómo funciona el aparato represivo del chavismo, en particular con los denominados ‘colectivos ciudadanos’?

Los organismos represivos actúan en conjunto. El FAES, que son las fuerzas especiales de la Policía Nacional y la Guardia Nacional Boliviariana (GNB). Hemos visto una menor presencia de efectivos de la GNB. Ese es un hecho cierto. Están, quizás, en un punto neutral.

Los ‘colectivos’ son personas que actúan en la represión y desaparición de personas.

Muchos son personas que, en su momento, se encontraban privados de libertad. También hay estructuras formales en cada ciudad de los ‘colectivos’ que comenzaron sus actividades auspiciados por el aparato chavista y se organizan en comunas. Estos mantienen la hegemonía en la distribución de alimentos y servicios en las zonas populares y están fuertemente armadas.

¿Cómo se da la acción de efectivos cubanos?

Actúan de modo combinado. Hay presencia de efectivos del G-2 cubano y militares cubanos dentro de las FFAA venezolanas. Comandan tropas y batallones. Allí, los venezolanos deben estar a las órdenes de los cubanos. Hay una injerencia muy fuerte. También vemos cubanos dentro de los entes gubernamentales como el Servicio Nacional de Recaudación de Impuestos, Vivienda, Transportes y Minería.

¿Cuáles son los principales derechos que están siendo afectados por el régimen?

Principalmente, el derecho a la vida. Por la crisis energética y de alimentación, hay miles de personas que están perdiendo la vida. Hay niños que mueren todos los días por la falta de insumos. Nos matan por un lado y por el otro. Si no somos reprimidos por los colectivos, entonces nos dejan sin agua ni alimentos. En segundo lugar, no tenemos derecho a la libertad de expresión ni a la comunicación. También tenemos conculcado el derecho al libre tránsito. Estamos encerrados en el país, condenados a morir en el territorio porque el Gobierno nos niega la posibilidad de encontrar una oportunidad afuera. Esto es una dictadura sin lugar a dudas. Nosotros vamos a continuar con nuestras tareas de resistencia en coordinación con la ciudadanía activa y esperamos una acción más contundente de la comunidad internacional.

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