Estuvo cinco años alejada de la actividad político partidaria. Propone la pena de muerte para los pedófilos y para los traficantes de niños.

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7 de julio de 2019, 4:00 AM
7 de julio de 2019, 4:00 AM

Adriana Gil Moreno accedió a conceder una entrevista después de cinco años, tiempo en que estuvo alejada de la política activa. Mantiene su irreverencia, aunque es más cauta para responder. Se define como socialdemócrata.

— ¿Cuánto tiempo estuvo alejada de la vida pública?

Visiblemente fuera de la política, unos cinco años.

—¿Su matrimonio tuvo algo que ver con ese alejamiento?

No, nada que ver, más bien a mi esposo le gusta que haga política, aunque no le gusta que cante. A mis padres también les gusta que haga política, mi alejamiento fue una decisión personal. Imagínese, desde mis 20 años no he tenido descanso, nunca.

—¿A qué se dedicó?

A seguir estudiando porque la política es una ciencia y hay que estudiarla. También me dediqué a observar, a hacer análisis. Hice cursos fuera del país sobre tecnologías limpias, tecnologías verdes y de cómo ayudar a salvar al planeta que en estos momentos enfrenta problemas de deforestación, el calentamiento global y de otros temas que también afectan a nuestro país.

—¿Piensa volver a la política activa?

Sí, lo he pensado, incluso desde mi humilde lugar de ciudadana estuve apoyando las movilizaciones por el 21 F; también aproveché para aprender quechua.

—¿Por qué quechua?

Es una forma de conocer otras culturas.

—¿Puede sostener un debate en quechua?

Estamos comenzando, pero puedo entender lo básico y lo importante es seguir estudiando para decir mis discursos en quechua. Una parte importante de la población del país es quechua y esa lengua se habla masivamente, no solo en Bolivia, también en Perú y Ecuador. Además, es una forma de aprender sobre la cultura de nuestros pueblos. Hay gente que habla en nombre de los indígenas, pero no conocen el idioma, no lo dominan y esta es una forma de aprender.

—En ese su interés por volver a la política, ¿ha conversado con algunos partidos para participar en estas elecciones?

He conversado con algunos representantes de partidos y de agrupaciones políticas. Lo que sí puedo decir en este momento es que no voy a participar de las elecciones nacionales porque hay un compromiso con el 21 F y siempre he sido consecuente y coherente con mis ideales.

Además de eso, creo que el pueblo boliviano está muy decepcionado porque los políticos no han respetado la agenda social, ya que se tenía que haber llamado a la resistencia hasta conseguir la renuncia de este Gobierno, pero a cambio de eso hubo, por parte de los partidos políticos, una legalización de esta candidatura. Al final hicieron el juego para legalizar la candidatura del MAS.

—¿No piensa volver a la Asamblea Legislativa Plurinacional?

No, me voy a quedar como la libre pensante, coherente y consecuente. En este momento hay una crisis de los partidos políticos, sobre todo en la oposición. El pueblo boliviano no quiere intermediarios ni colaboracionistas, no quiere funcionales, tibios ni serviles. El pueblo quiere defender la libertad y vivir en una democracia real, quiere dejar la incertidumbre.

—Desde el punto de vista ideológico, ¿en qué lugar se ubica?

Siempre he sido una socialdemócrata, pero una democracia por sí sola no es tan efectiva cuando no hay república. También soy una republicana, creo que todos somos distintos, pero somos iguales ante la ley y la República nos puede garantizar la independencia de poderes. Siempre he sido apegada a la sensibilidad social. Me preocupa que no existen políticas claras para proteger y ayudar a la niñez, vemos que el narcotráfico ha perforado la justicia y a todos los poderes del Estado.

—¿Se arrepiente de haber militado en el MAS?

Eran otros tiempos; había una crisis de partidos políticos y yo era una joven llena de sueños, virtuosa. Creí en esa agenda social porque se hablaba de igualdad y justicia social, defendíamos nuestros recursos naturales, había mucha mística dentro del partido.

Como muchísima gente intachable, también creí que este Gobierno iba a ser para los necesitados, de la inclusión, de esa alianza entre clases y de una mejor administración, pero lamentablemente el MAS cambió la bandera de la libertad por la de la corrupción, por el abuso de poder. No he sido cómplice de la corrupción, del mal manejo, del atropello, de la persecución.

Es más, mi alejamiento sirvió para crear mi propio partido, Fuerza Demócrata. Me fui muy incomprendida, porque mucha gente no entendía que había luchado mucho por llegar al Gobierno y después renunciaba al partido. Lo que no entienden es que en ese momento se avizoraban algunas cosas y había un claro odio contra nuestra gente y hacia el oriente, algo de lo que yo no podía ser parte. Las alturas del poder nunca me marearon y he sido coherente y consecuente. Ahora hay grupos de conservadores que son aliados del Gobierno.

—¿A qué grupos se refiere?

A una élite de los grupos corporativos que actualmente son los principales aliados del Gobierno.

—¿Cómo ve a la oposición?

Creo que en este momento la oposición debió encarnar el sentimiento del 21 F y llamar a la resistencia para que el presidente Evo Morales renunciara a su ambición de postularse a la reelección.

—¿Qué opina de Evo Morales?

Él decidió no ser el líder del pueblo porque prefiere ser el Evo de los palacios, el de los museos, de los lujos, el Evo de los aviones, de los viajes. Decidió eso y no es un Evo Morales cercano a la gente, no representa a la gente y ha perdido el respeto por el voto de su pueblo, y por la democracia.

—¿Ha conversado con él después de renunciar al MAS?

No, no. Desde el rompimiento, que fue en 2006, pretendieron hacer congresos de desagravio porque buscaban que los libres pensantes volvieran al redil, pero yo siempre he sido muy felina, soy una persona leal con lo que dice y cumple su palabra. No ha sido fácil porque resignar los frutos de un trabajo que costó tanto; ahora usted ve todo el mundo es amigo del poder, pero parir un proyecto así y dejarlo no ha sido fácil. Cuando miro atrás veo a una mujer llena de sueños y que siempre he pensado en el país.

—¿Qué opina de Carlos Mesa?

Todos sentimos que en lugar de avanzar, Mesa retrocede, involuciona. Es un candidato burocrático, un candidato mediático y sin amplitud. Fíjese, Mesa ha preferido rodearse de un círculo de amigos y cerrarse a la gente. Mesa está tan distante y alejado de la gente como lo está Evo. Esperamos que en esta campaña tenga una estrategia más firme y más frontal contra el Gobierno, ya que en estos 13 años jamás fue opositor al régimen y eso genera más dudas que certezas.

— ¿Qué piensa de la candidatura de Óscar Ortiz?

Es el candidato de ocasión, porque el candidato natural debió ser Rubén Costas. Ortiz todavía tiene que hacer un descargo histórico de cuando fue presidente del Senado y aprobó el referéndum revocatorio de autoridades, cuando en aquel momento había pesos y contrapesos en el poder; en ese entonces, en el país respiraba algunos aires democráticos. También, como presidente del Senado, aprobó la Constitución Política del Estado, hay que recordar que después de la Calancha celebraron en la plaza Murillo y esa parte de la Constitución dejó la puerta de par en par para la reelección indefinida.

— ¿Cómo se ve Adriana Gil en el futuro?

Quiero participar en las elecciones con mi propio partido político. En 2006 fundamos Fuerza Democrática, pero no he obtenido personería jurídica. En realidad, decían que había una persona que trabajaba en la Vicepresidencia que decía quién podía y quién no tener su personería jurídica. Fueron nueve años de peregrinar por una sigla.

—¿Su partido tiene personería jurídica?

No, incluso en una oportunidad, (el vocal del TSE) Antonio Costas me dijo que sentía pena porque me veía trabajando tanto, gastando recursos y no salía la personería jurídica. Nuestra agrupación se hizo a pulmón, la gente se inscribía de corazón, no lo hacían por interés. Al final no me dieron la personería.

—¿Solo con su partido irá a una elección?

No quiero participar con alianzas, con el viejo esquema porque tengo la convicción que se tiene que cambiar el sistema político, este que nos obliga volver al pasado sistemáticamente. Hay que cambiar a los actores y si bien la política es de los políticos, se necesita de la buena experiencia. Actualmente solo vemos improvisados, gente que está ahí como funcionario público y no como servidores de la patria. En algún momento he pensado que la sociedad cree que solo nos pueden gobernar los delincuentes.

—Con personería, ¿participaría en las elecciones nacionales o las regionales?

En política uno no puede decir lo que quiere hacer para no alertar a los adversarios, pero me gusta ir de frente y quiero en algún momento presidir la nave de la nación y trabajar por el pueblo. Se acabó el tiempo de los políticos burócratas, inertes que desde una silla no sabe ni ve lo que pasa en el país. Un presidente debe estar en los hospitales, tiene que hacer algo contra el abuso. No puede ser que en este país se cometan abusos contra la niñez y nadie haga nada. Los niños deben ser los privilegiados de la patria.

El actual Tribunal Supremo Electoral se tiene que ir porque es servil, vendida y mientras estén ellos no aprobarán nuevos partidos.

—¿Qué piensa de los feminicidios?

Son muchos factores que hacen que esto ocurra. Es un tema de educación, de seguridad, de empoderamiento, pero sobretodo, de justicia. La justicia boliviana es payasesca y vemos como la gente no siente temor porque hay mucha impunidad. Mi opinión personal es que propondría la pena de muerte para los pedófilos y traficantes de niños. Esa gente debería dejar de existir. Seguramente algunos saldrán a defender los derechos humanos de los criminales, pero yo no; creo que hay que proteger a los niños y en este momento ningún candidato político quiere proteger a la niñez. Muchos pasan en sus movilidades, con sus vidrios negros y guardaespaldas por el frente de los niños drogándose y no hacen nada por resolver el problema de los niños en la calle. Hay madres pidiendo una cama para sus hijos con cáncer en el oncológico, pero los políticos andan más preocupados en su campaña.

—¿Qué opina de la propuesta de armar a las mujeres para bajar los índices de inseguridad?

Hay que armarlas, pero de conocimientos, no solo a las mujeres también a la juventud que está perdida en las pandillas. La gente tiene que decidir y tendrá la última palabra.

—¿Practica alguna religión?

Sí, soy católica y, precisamente porque busco defender los derechos de los más vulnerables, hago esta propuesta. Los niños son flagelados, abandonados y eso se tiene que acabar. Para eso hay que cambiar la justicia, traer especialistas con muchos conocimientos sobre ese tema.