Espiaba a las parejas que acudían a un lugar desolado. Reducía a los varones apuntándoles con pistola y abusaba de las chicas

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8 de noviembre de 2018, 4:00 AM
8 de noviembre de 2018, 4:00 AM

La forma en que operaban Sandro L.B. (20) y su cómplice identificado con el nombre de ‘Mario’, para cometer por lo menos seis atracos y violaciones, consistía en espiar a las parejas de adolescentes que acudían al bosque en inmediaciones del puente colgante que hay sobre el río Piraí en El Torno, reducir a los varones amenazándolos con una pistola y un arma blanca, maniatarlos, y así proceder a abusar sexualmente de las jovencitas. Antes de irse, los despojaban de sus teléfonos celulares y otros objetos de valor.

El director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc), Gonzalo Medina, explicó que en los últimos meses se habían registrado varias denuncias de este tipo de hechos con el mismo modus operandi, por lo que los agentes policiales de El Torno y La Guardia, encabezados por el capitán Johnny Pérez, procedieron a realizar un trabajo de inteligencia. Fue así que tras un seguimiento en el lugar hallaron algunos elementos que condujeron a la captura de Sandro L.B. en su domicilio, en la localidad Junta Piraí.

En su poder se encontraron dos teléfonos celulares, uno de los cuales pertenecía a una de las víctimas. El aprehendido dijo a la Policía que había cometido por lo menos seis de estos hechos, en distintas zonas, junto con un cómplice que por el momento solo está identificado como ‘Mario’, quien se encuentra prófugo. El aprehendido tiene antecedentes por robo y es un exinterno de Cenvicruz. Entre sus últimas víctimas estaba una adolescente de 17 años, la cual junto con su madre denunció el robo del celular que le fue encontrado a Sandro L.B., y quien manifestó haber sido abusada sexualmente.

En el rastrillaje que la Policía realizó en el lugar se hallaron facturas a nombre de Moisés C., quien resultó ser novio de la muchacha y corroboró que su pareja fue ultrajada delante de él. Este detalle dio la pista a la Policía de que el lugar era frecuentado por parejas de adolescentes, que se convertían en ‘presas’ fáciles de los malhechores.

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