En tiempos de crisis salen a relucir las buenas obras. Hay ayuda internacional, pero también pequeños actos de fe y solidaridad que merecen ser contados

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31 de agosto de 2019, 4:00 AM
31 de agosto de 2019, 4:00 AM

Matías Álvarez tiene seis años y por cinco días se concentró en la misión de recaudar dinero en una cajita de zapatos. Los incendios forestales calaron en su corazón y se propuso comprar una mochila forestal para sus héroes, los bomberos.

Son bastante caras, cada una cuesta $us 310. Por eso iba para todos lados con su caja. Empezó pidiendo en el colegio, también lo hizo en su escuela de fútbol -el profe Juan Manuel Peña mandó un mensaje a todos sus alumnos avisando que Matías, de la sub-7, estaba recaudando con esa noble misión- y de esa forma le dio un empujoncito.

También visitó las oficinas de sus tíos y cada vez subía un escalón en esa batalla interna por ganarle a la timidez, total, no estaba pidiendo dinero para él, sino para salvar el bosque y ayudar a los bomberos.

“Fue un trabajo arduo. Cuando le demostré que con ese esfuerzo había juntado dinero para comprar dos mochilas forestales, estas ya se habían acabado.

Pero ubiqué una empresa especializada en equipamiento forestal; ahí me explicaron que les llegarían cuatro y les conté la historia de Matías para que nos aseguraran las mochilas”, relata la mamá de Mati. No conformes con la pequeña hazaña, también se cercioraron de que estas llegaran a las manos correctas. Así fue como los bomberos forestales, aún en terreno de 

batalla, conocieron a su héroe sin capa en una videollamada. Matías no se lo podía creer, estaba fascinado y podía darse por realizado.

A la hora de hacer cuentas, el dinero recaudado alcanzó además para nueve pares de botines de seguridad, dos camisas de bombero y las tan ansiadas dos mochilas. Y como la solidaridad se contagia, sus compañeritos de primero de primaria del colegio Alemán junto a sus mamás lograron llenar un camioncito en una semana.

“Dispusimos enlatados para los bomberos porque sabemos que entran al monte ocho a 10 horas porque los incendios están lejos del pueblo y no es operativo ir hasta allá a comer.

Entonces les hemos hecho bolsas con frutos secos, barras energizantes y bebidas isotónicas”, explica la mamá. Las donaciones se fueron ayer, acompañadas de los dibujos de los chicos para los bomberos con mensajes alentadores. Así este grupito de chiquillos logró concretar una obra completa, inspirados en un pequeño niño: Matías.

La tragedia contada en inglés

Manik Vasisht es profesor de inglés. Hace tiempo que se ha integrado a la cultura cruceña, incluso este año se puso casaca y salió al centro a carnavalear.

Cuando tuvo conocimiento de los incendios en la Chiquitania se equipó con lo necesario y se lanzó a ayudar. Su video en inglés, dando cuenta de que el fuego se ha instalado en el Bosque Seco Chiquitano ya ha empezado a circular.

En él se hace evidente cómo el humo le lastima los ojos y lo hace lagrimear. Incluso el Supertanker, el avión cisterna, traído desde Sacramento, sobrevuela encima de su cabeza. Anoche Manik nuevamente se puso su atuendo de tela de jeans, casco y botas. Pasará el fin de semana ayudando y el lunes, estará otra vez pasando clases; aunque su trabajo voluntario en la Chiquitania será, tal vez, la mejor lección que haya dado a sus alumnos.