Ayer hubo 297 nuevos focos de quema en el departamento. La Gobernación pide al INRA, a la ABT y a la Fiscalía dar con los culpables del desastre ecológico. Las condiciones del tiempo tampoco son favorables. Escasean equipos de ayuda

El Deber logo
18 de agosto de 2019, 4:00 AM
18 de agosto de 2019, 4:00 AM

Santa Cruz, considerado el ‘pulmón de Bolivia’, sigue siendo afectado por los incendios. Y cada día que pasa la situación empeora. “Solo una lluvia podría calmar esta situación”, afirma el secretario general de la Alcaldía de Roboré, Carlos Ragone; sin embargo, las condiciones del clima no se muestran a favor. Vientos moderados a temporalmente fuertes, con ráfagas de 90 km/h, avivan el fuego, que se expande “sin control” en diferentes municipios del departamento.

Los dos helicópteros habilitados para apagar las llamas registradas en casi 50.000 hectáreas del municipio de Roboré ayer no funcionaron con normalidad. Uno necesitaba mantenimiento y el otro no tenía combustible suficiente.

El agua con la que se abastecen estas dos naves no estaba cerca de los núcleos del fuego y acceder por vía terrestre con cisternas es difícil y peligroso. Del total de las zonas afectadas 8.000 hectáreas corresponden a ‘la antesala del cielo’, el Valle de Tucabaca, una de las principales reservas naturales del país.

Los datos fueron confirmados por la Gobernación de Santa Cruz. La secretaria de Medio Ambiente, Cinthia Asin, dijo que las hectáreas arrasadas por los incendios llegan 400.000 en todo el departamento. Esto equivale a nueve veces la mancha urbana de la capital cruceña.

Solo en agosto de este año se registraron 6.559 focos de quema (297 nuevos ayer) y el 58% se da en tierras forestales. “No entendemos por qué hasta ahora la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) ni el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) ni la Fiscalía tienen identificados a los responsables. La labor heroica de los municipios, los bomberos, el Ejército, Defensa Civil y otros queda opacada. Ahora empiezan a entrar en riesgo la vida de las personas. Estos incendios no son espontáneos”, lamentó Asin.

La misma frustración fue expuesta por autoridades de los municipios afectados, quienes temen que el fuego llegue a las viviendas. En los sitios donde las llamas son calmadas, el humo persiste.

La ayuda y las manos no alcanzan. Los recursos municipales se agotaron, la Gobernación enfocó sus fuerzas en el desastre y entidades como el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Salud también hacen su parte.

Desde Defensa Civil se anunció que llegarán dos helicópteros Súper Puma para ayudar en la tarea de combate a los incendios, pero entendidos en el tema consideran que se necesitan aeronaves más grandes.

Se buscó la respuesta de las autoridades respectivas a estos cuestionamientos, pero no hubo respuesta.

El común en la Chiquitania

El burgomaestre de San José de Chiquitos, Germaín Caballero, señaló que hay tres incendios que no están controlados, dos de ellos a unos 20 kilómetros de las comunidades Dolores y Tapera. uno de estos focos también estropeó parte del tendido eléctrico y el pueblo se quedó sin energía eléctrica por varias horas. Hasta el cierre de esta edición el problema no había sido resuelto.

“El bosque seco chiquitano es frágil y en este tiempo de sequía y fuertes vientos están expuestos a este tipo de incendios. El año pasado se reportaron daños en 26.000 hectáreas y este año ya son 8.000”, expresó Caballero.

Asimismo, desde la Cooperativa Rural de Electrificación (CRE) informaron de que en Chochís y Peniel se deberán cambiar una decena de postes del tendido eléctrico afectados por el fuego, mismo que también causó problemas con la red telefónica de Entel en la zona de El Portón. Estas últimas comunidades corresponden al municipio de Roboré y se suman a otras ocho que están en emergencia y albergan a unas 300 familias, según el alcalde Iván Quezada, quien subrayó que la situación se tornó “incontrolable” y los 15 focos de quemas registrados por la Gobernación no fueron sofocados.

Hay espacios que son inaccesibles por la vía terrestre y la humareda es otro problema grave.

“Estos fueron los peores días, el fuego se reavivó debido a los fuertes vientos y rebasó las condiciones de la parte pública y privada. Los helicópteros ayudaron con aguas y en algunas partes se pudo disminuir, pero no controlar. El problema es que esto no se concentra en un solo lugar, sino en varios kilómetros”, explicó Carlos Ragone, funcionario de la Alcaldía roborense.

En el área urbana

Espacios cercanos a la capital cruceña no son ajenos a este panorama. Ayer se registró un incendio en la Urbanización Andalucía, ubicada en el octavo anillo de la zona este de la ciudad, requirió la atención de los bomberos para frenar el avance de las llamas en los 900 lotes de terreno de la zona. Se desconoce quién provocó el siniestro.

En la jornada también se registraron quemas en la zona de San Aurelio, pero sin daños personales. Los bomberos sofocaron a tiempo el fuego, que amenazaba con extenderse.