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24 de septiembre de 2019, 4:00 AM
24 de septiembre de 2019, 4:00 AM

Mandatarios del mundo entero –entre los que abundan los cínicos e incapaces– están sintiendo una abrumadora presión de quienes menos lo esperaban: niñas y adolescentes. Nunca se imaginaron que ellas pudieran poner en movimiento a millones de personas en todo el planeta para protestar contra el cambio climático y la contaminación.

La sueca Greta Thunberg (16) planta su huelga donde sea para reprocharle a los políticos su inoperancia; la canadiense Amma Lim (18) llama a la población a no tener hijos, porque cuál es el sentido de tenerlos si su futuro es incierto; la ugandesa Leah Namugerwa (15) combate la cultura del plástico e insta a plantar árboles. El apoyo a sus causas crece como bola de nieve y ya hay un mensaje que empieza a calar hondo: “No existe un planeta B”.

Muchos ciudadanos agarran el listado de jurados electorales cruzando los dedos para no encontrar su nombre. Cumplir con este deber cívico implica horas de capacitación y sacrificar un domingo familiar para atender a cientos de electores, entre los cuales no faltan los energúmenos y los que vienen con los ánimos caldeados.

Si le tocó, ni modo, trate de disfrutar esta “fiesta democrática”, como suelen decir en este país eternamente polarizado. El sorteo de jurados también incluye a personas mayores de 60 años. O sea, no hacen cola en los bancos, pero aquí deben clavarse todo el día. ¿Y por qué no se permite nombrar un reemplazante? ¿Y cuándo tendremos la tecnología para hacer innecesario el nombramiento de jurados electorales?

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