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23 de enero de 2019, 4:00 AM
23 de enero de 2019, 4:00 AM

Inesperadamente, Evo Morales y Alvaro García Linera ofrecieron ayer a los asambleístas y al país informes más cortos y menos confrontacionales que los anteriores. Se nota que pesó un cambio de estrategia comunicacional en pleno año de campaña. El vicepresidente optó por enfocarse en la exaltación de la nueva clase media, segmento electoral clave para ganar las presidenciales de octubre. Incluso reflexionó sobre el factor decisivo de las redes sociales y estrenó el curioso concepto de “sindicato virtual”. De su lado, Evo leyó 51 minutos de mensaje, apoyándose en gráficas que resaltaron cifras que ya conocemos. Repitió las comparaciones de los 13 años de su gestión con las de los 180 años de gobiernos anteriores, para reforzar su consigna que nadie hizo más que él en la historia. Pese a su poca modestia, esta vez evitó el choque político con los opositores y se mostró más sereno. Volvió a eludir la autocrítica y lanzó un paquete de promesas, en un mensaje claramente electoral, que tuvo como llamativa y polémica novedad el anuncio de la “jubilación obligatoria” en algunos sectores para que no siga en alza el desempleo.

El Defensor busca quién lo defienda de los celos de su pareja. David Tezanos tocó fondo y ahondó con sus sorprendentes confesiones telenovelescas su vergonzoso descrédito. Si le quedaba algo de prestigio, lo acaba de perder totalmente. Aunque no pone reparos en renunciar, parece que prefiere y espera que lo renuncien.

Tanto se hizo esperar el TSE para comunicar que no tiene competencia para atender una denuncia de publicación de una encuesta de intención de voto. ¿Si no es este Tribunal, de quién es la competencia? Así estamos. Mejor zafar para seguir en los cargos. Mientras tanto, al tacho la credibilidad.

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