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27 de diciembre de 2018, 4:00 AM
27 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Terminó la huelga cívica de casi dos semanas en la plaza 24 de Septiembre, sin que el Gobierno ni el TSE retrocedieran en la postulación y habilitación del binomio Evo-Alvaro. Queda claro que ni el paro (ya van tres) ni el ayuno conmueven al MAS ni a los vocales, que han optado por desgastar con su indiferencia a los que defienden el 21-F. Hasta ahora el MAS logra su cometido, aparentemente sin grandes contratiempos, aunque es evidente la caída de la confianza en el presidente. No basta con el compromiso y la voluntad de sacrificio de los ciudadanos que defienden el voto. Hay que tener estrategia y buscar medidas más efectivas ante un Gobierno decidido a eliminar cualquier escollo. Las fiestas de fin de año no han sido el mejor momento para la huelga. Tampoco lo será el Carnaval. No se ha visto ahora un apoyo activo y firme de los sectores más poderosos y los personajes más influyentes de Santa Cruz a estas movilizaciones. Las plataformas no han tenido esta vez el protagonismo de otros momentos y fue el Comité pro Santa Cruz el que asumió el mayor sacrificio. Los defensores de la democracia deben repensar lo que viene y, sobre todo, buscar la rearticulación. De lo contrario, el camino para que el binomio oficialista alargue su mandato estará allanado.

Lo que puede complicarse en las próximas semanas es la situación social por el doble aguinaldo. Evo Morales decidió mantener la prórroga para el pago y un tope salarial, lo que no convence a sus aliados de la COB. En consecuencia, sigue la incertidumbre por el enredo en el que se metió el Gobierno para conquistar en tiempo electoral a los trabajadores y ablandar el impacto en los empresarios. Lo que conseguirá es un malestar en las dos partes y un hueco en la economía de las empresas.

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