Opinión

Un tango triste

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21 de agosto de 2019, 4:00 AM
21 de agosto de 2019, 4:00 AM

Carlos Gardel relató en uno de sus magníficos tangos denominado “Mi Noche Triste” una historia de esperanza por el retorno de un amor que lo tiene viviendo en una situación de descuido y angustia.

Esta situación se asemeja a la que experimentó la administración Macri luego de que fuera derrotada en elecciones primarias el pasado 11 de agosto por el peronista Alberto Fernández, quien obtuvo el 48% de los votos contra el 32% del presidente de turno.

El voto reflejaría el descontento popular por las políticas económicas empleadas después del desajuste heredado de la administración Kirchner.

Macri asumió el poder en diciembre de 2015 con un país que enfrentaba severas dificultades económicas.

Un déficit fiscal próximo al 6% del PIB, una inflación cercana al 30%, controles administrativos en precios, subsidios a la energía y transporte, restricciones a exportaciones de productos agropecuarios y barreras a las importaciones.

Además, el cepo cambiario restringió la compra de dólares ante un nivel de reservas internacionales que disminuían con rapidez y que no hizo más que crear un mercado paralelo.

Macri implementó medidas para ordenar la casa. Principalmente unificó el tipo de cambio eliminando controles cambiarios y permitió que se determine libremente, además de liquidar contratos a futuro en el mercado de divisas.

Paralelamente impuso un esquema de metas de inflación e inició el realineamiento de los precios de los servicios básicos junto con una serie de recortes en el gasto público.

Si bien estas acciones tienen lógica, el descontento de ese “amor” del pueblo que se marchó súbitamente yace en el deterioro por la crisis cambiaria de 2018 cuando el peso argentino perdió más de la mitad de su valor con respecto al dólar, generando presiones inflacionarias de casi el 50% y con ello la caída del salario real formal cercana al 12%, la más alta desde 2001-02.

A ello se sumó los efectos del recorte en el gasto público y la remoción de subsidios que desencadenaron un incremento promedio en las tarifas del transporte público cercano al 117% en 2018, un aumento del 78% en los precios del gas y 46% en los precios de la energía eléctrica, las que continuaron subiendo en lo que va del año.

Ante el desconsuelo que le aflige por la derrota electoral, Macri intenta reconquistar las esperanzas de los argentinos con un plan de corto plazo para brindar alivio a un 38% de los argentinos, con recortes en el impuesto a las ganancias, el pago de un bono a funcionarios públicos, pagos extra para la asignación universal por hijo, el aumento del salario mínimo y el congelamiento de los precios del combustible por tres meses.

Si bien su reacción intenta dar alivio a una economía entrampada en una nueva crisis económica, los esfuerzos quedan cortos ante los severos problemas estructurales e institucionales que viene arrastrando el país desde inicios de siglo y que probablemente continúen ante la probabilidad de retorno del kirchnerismo, situación que se asemeja a los vaivenes de ese tango triste.

 

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