Opinión

Sobre Soza, un fiscal fugitivo

El Deber logo
19 de mayo de 2019, 4:00 AM
19 de mayo de 2019, 4:00 AM

El 16 de abril de 2009, llegando a Venezuela, Evo Morales Ayma, flanqueado por Hugo Chávez y Raúl Castro, dijo entre otras cosas: “Día domingo en la Red Patria Nueva, el Canal 7, el Canal del Estado boliviano, he anunciado que tal vez tengamos días contados, yo tenía información de los mercenarios internacionales que estaban en Santa Cruz.

Lo dicho por Morales dejó las cosas en claro: el presidente asumía haber conocido de la presencia de Rózsa y su grupo; sabía quiénes eran y dónde estaban; los tenían vigilados; de manera que cabe preguntarse ¿por qué se actuó con la violencia con la que se hizo? Reitero mi afirmación inicial: el Gobierno buscaba esconder su participación en el armado de la trama.

¿Por qué Marcelo Ricardo Soza Álvarez? Porque era mediocre, porque nunca tuvo iniciativa propia, salvo para delinquir. Se lo eligió porque se lo sabía inescrupuloso y porque arrastraba tras de sí una serie de denuncias por su mal desempeño en el cargo que ejercía como fiscal del distrito de La Paz. El Gobierno había elegido perfectamente a quien darle palo y zanahoria.

Marcelo Ricardo Soza Álvarez dio la talla: él cumplía con el Gobierno y, en la medida que lo fue haciendo, las denuncias en su contra fueron desechándose. Sin embargo, al mismo tiempo, el poder miraba para otro lado cuando el canalla extorsionaba a cuanta gente quiso. Cada uno a su vez, lograba su objetivo, ya que el Gobierno amedrentaba al país y Soza se enriquecía. Repárese que el hombre no necesitó estar en el asalto al hotel Las Américas, para darlo por bien hecho; sin embargo, era imprescindible.

Hoy, ese requisito incumplido es la excusa que usa Marcelo Soza para zafar de toda responsabilidad y alegar inocencia. Mientras fue fiscal, él avaló todas y cada una de las actuaciones de ese 16 de abril. Soza fue parte de aquello y en Brasil lo denunció al Conare, asumiéndose como una víctima obligada por las circunstancias, como si no hubiera sido una pieza más en el engranaje de abusos y corrupción que denunciamos por casi 10 años.

Así que alego que nada de lo que haya dicho Soza ante el Conare de Brasil tiene validez, porque él avaló y justificó todo, aun cuando había dejado de ser fiscal (2014) y trajinaba las calles paceñas. En el libro hay muchas declaraciones de él que dejan constancia de lo que estoy diciendo.

Con lo que no contaban, ni el Gobierno ni el canalla, fue con la insistente actuación de doña Carmen Eva González en La Paz y, porqué no decirlo, con el trabajo que me impuse desde Santa Cruz, contra viento y marea, no callando, cuando muchos me decían que no le complique la vida a los procesados; a muchos les dije que mis denuncias serían claves para denunciar violaciones de Derechos Humanos, para desenmascarar la trama armada por el poder.

Todo lo que pasó en el país desde el 2009, hasta mayo del 2013 cuando el Fiscal renunció y más allá, me atrevo a decir cuando el 2014 decidió escapar a Brasil, lleva su sello. Soza fue parte de todo, incluso de lo del Hotel Las Américas, porque siempre avaló lo hecho; hay constancia de ello.

Marcelo Soza Álvarez no está libre de ninguna irregularidad y delito; sostengo que no puede beneficiarse del noble recurso del refugio político para salvarse de las responsabilidades que le tocan por haber hecho lo que hizo; por eso escribí el libro, para dejar constancia de sus acciones y actuaciones.

Para que el lector entienda el porqué del texto, no tuve nunca una discusión con él, no lo conocí personalmente; mi trabajo es eminentemente periodístico y mis denuncias obedecen a la búsqueda de verdad y justicia. Me mueve, un interés de ciudadano y periodístico; la intención de dejar un testimonio documentado para que alguien, lo presente al Conare y logre que el canalla sea enviado de vuelta al país, donde debería estar purgando la condena que se ganó.

De eso se trata este libro; de nada más.

Tags