Opinión

¿Qué está pasando con la Policía?

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17 de septiembre de 2019, 4:00 AM
17 de septiembre de 2019, 4:00 AM

¿Qué le está pasando a la Policía? La pregunta surge sobre la base de la Constitución Política del Estado que, en su artículo 252, señala puntualmente que esta institución tiene como misión la defensa de la sociedad y la conservación del orden público, así como el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano.

Cuando se habla de la sociedad, se entiende que se refiere al conjunto de habitantes y no solo de aquellos que están amparados por el poder político, ya que sobre eso también es clara la Carta Magna: “Como institución, no delibera ni participa en acción política partidaria”.

La actuación de la Policía en los hechos de violencia política del pasado jueves dejó más dudas que certezas; más inseguridad que confianza en la institución verde olivo. Si bien no es justificable que jóvenes, universitarios o activistas del 21-F hubieran atacado las casas de campaña del Movimiento Al Socialismo, tampoco se puede mirar con indiferencia ni disculpar que la Policía haya cometido excesos en la represión, que se conocieron por denuncias de los mismos detenidos, quienes denunciaron que fueron víctimas de abusos. Ha tenido amplia difusión un video en el que se ve que la Policía ‘entrega’ a un joven en una de las casas de campaña del MAS, donde después se observa que recibe patadas y puñetes de manera salvaje, mientras un par de uniformados custodiaban la puerta y no intervenían para proteger al agredido, sino que permanecían como si nada estuviera ocurriendo.

Es llamativa la actitud y el ciudadano se vuelve a preguntar: ¿es real que la Policía defiende a todos por igual o es que defiende a unos más que a otros? El jueves en las movilizaciones realizadas sobre el segundo anillo no se podía entender si la Policía estaba disuadiendo o atacando a los manifestantes; lo que queda claro es que sí estaba resguardando las casas de campaña del MAS.

Si bien hay que insistir en que no se debe proteger a quien genera violencia y protagoniza ataques a personas, instituciones o infraestructuras, no es tolerable que la Policía actúe a favor de unos y en desmedro de otros, sobre todo si se habla de un clima político enrarecido por la tensión que se acrecienta a medida que se acercan las elecciones nacionales.

La violencia política vista el jueves en Santa Cruz es atribuible a los actores que estaban presentes. Todos agredieron a todos, pero unos pasaron como si nada hubieran hecho, mientras que otros fueron detenidos, golpeados y encerrados.

Más de medio centenar pasó la noche en celdas policiales y al día siguiente fueron liberados, mientras que cinco fueron imputados y ahora están en Palmasola. La pregunta es si están todos los que deben estar o si la actuación policial sesgada se replicó en el Ministerio Público y en el Poder Judicial.

En tal sentido, hay que reflexionar a los actores políticos para que no den lugar a enfrentamientos violentos en las calles; asimismo, urge exigir que la Policía cumpla su rol de acuerdo con lo que manda la Constitución Política del Estado. Quedan días de mucha tensión rumbo a las elecciones nacionales. Las acciones que tengan los uniformados en este momento dejarán una huella en la sociedad. Si la institución verde olivo protege a la sociedad boliviana, abrirá caminos para recuperar la confianza. De lo contrario, ahondará la falta de fe de la ciudadanía.

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