El Deber logo
21 de agosto de 2019, 4:00 AM
21 de agosto de 2019, 4:00 AM

Para poder esbozar una política de Estado en materia de salud, que sea sostenida y efectiva en el tiempo, es preciso establecer por lo menos cinco principios.

Primero: los gobernantes, que solo ven números en su mente, malinterpretan respecto al uso de los fondos económicos en salud. Hablan de gastos y no de inversión, sin entender que con enfermos no hay productividad. Cuán diferente sería que los mandantes en el Ministerio de Economía fueran médicos. El rumbo del presupuesto anual sería más solidario.

Segundo: todo plan, programa o políticas sobre capital humano, de ninguna manera deben contaminarse con prebendas partidarias o tráfico de influencias. En este país más vale la componenda que un posgrado o la experiencia que brinda los años de servicios. Nada mejor que la institucionalización de los cargos públicos para elegir a los mejores (Ley 3131). Es lo que hoy por hoy lucha con denuedo y arrojo el Colegio Médico de Bolivia.

Tercero: nada se podría plantear si no se asigna un presupuesto adecuado para el sistema nacional de salud. En nuestro país es el más bajo de toda la región. En nuestro caso, su monto no debería ser menor al 10%, tanto en el ámbito nacional como en los gobiernos subnacionales. En cambio, actualmente prevalecen los presupuestos de otros ministerios.

Cuarto: el uso de recursos debe responder al perfil epidemiológico nacional o local y, además, combatir los factores que influyen más como causas de enfermedades. Es loable que se cubra con servicios a todos los pacientes. Ello se consigue cuando existen suficientes recursos, que no se tienen. ¿Qué hacer? Atender primero las enfermedades más prevalentes.

Hoy nos aquejan los males de dos mundos, el de los menos desarrollados (desnutrición, diarreas, enfermedades respiratorias, parasitarias, tropicales, etc.) y el del primer mundo (cardiovasculares, cáncer, cerebrales, diabetes, hipertensión arterial). ¿Se compra otra bomba de cobalto o se vacuna a todos los niños menores de 6 años? Esto es una disyuntiva. Se debe buscar un equilibrio.

Una danza de millones se escucha de candidatos que prometen construir hospitales bien equipados. ¿Por qué tanto interés en ello? ¿Será por el diezmo de estas obras? Es una verdad de Perogrullo que más del 70% de las dolencias se resuelven en los centros primarios de salud.

Eso lo sabe hasta un estudiante de Medicina. Asimismo, es determinante combatir a los principales factores de riesgo en salud como los estilos de vida y el medioambiente. ¡Prevenir y promocionar la salud antes que curar debe ser el mandato!

Quinto: hoy en día quien ejerce la rectoría de la salud tiene varias cabezas. No hay coordinación, priman las desavenencias políticas o los egoísmos personales. Cada quien defiende su espacio. En consecuencia, hay que emprender una reingeniería institucional, estableciendo las competencias en cada estamento gubernamental, y, al mismo tiempo, definir sus recursos, lo que conlleva a concretar de una vez el pacto fiscal, tema que muchos ni siquiera lo mencionan, y que las decisiones sean tomadas por las autoridades más próximas al ciudadano (descentralización).

Un resumen de propuestas partidarias (EL DEBER. 11/08/2019) evidencia que en muchos casos no toman en cuenta estos principios, que son casi universales. Muchos de los que nos quieren gobernar solo critican y denigran. Al parecer, existen todavía candidatos que son analfabetos funcionales. De ahí que por ser el sistema boliviano de salud un sector estratégico en el desarrollo del país, este asunto debe analizarse con los que saben y no estar solo en manos de políticos que cuando enferman, salen del país.

Tags