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25 de junio de 2019, 4:00 AM
25 de junio de 2019, 4:00 AM

Fundar una editorial independiente es subvertir el orden, es crear espacios alternativos de difusión y es continuar con la propuesta anarquista de que los impresos podían cambiar el mundo basándose en el apoyo mutuo y la libertad. Es lo que hace el colectivo de mujeres que fundaron la editorial Lengua de urucú, que irrumpió en nuestra sociedad durante la FIL 2019. El fuego fue atizado por Nelly Vázquez, Carolina Rivero y Sandra Concepción Velasco, en uno de esos aquelarres en los que las brujas cocinan sortilegios que asombran al mundo.

Siempre que aparecen estas iniciativas intento estar allí para apoyar, con mayor razón ahora que, como dice un amigo, ya estamos en la sala de preembarque, aguardando el vuelo definitivo. Lengua de urucú apareció como una bomba que estalló con una carga poética de siete poetas de vanguardia. Algunas de ellas ya habían publicado poemarios, otras solamente poemas sueltos en revistas virtuales o en las redes sociales; todas ellas con originales registros poéticos. Sus ediciones, por sus hermosos formatos, se convierten en objetos de colección.

Veamos autoras y títulos de esta primera horneada: Alejandra Barbery, Calavera; como dice uno de sus versos: Ave espíritu de luz, es una poeta/artista cuya palabra ilumina los laberintos que las editoras han denominado el suspenso poético. Marina Bel, Mezcolanza, “me desterré de mí misma”, dice la poeta para mirar su propia vida desde su otredad femenina que es otra y es la misma, cuestionadora, libera sus palabras en la página. Nicole Bishop, Ansietty, la más joven del grupo, artista de la palabra, ilustra ella misma sus poemas escritos a mano; hay algo mágico en sus sencillos versos.

Lauren Pardo, Cartas para Anna, recurre al género epistolar para revelarnos el amor entre dos mujeres adolescentes; el poemario romántico alcanza magníficos hitos sensuales. Alis Rioja, Por culpa de Eva, a partir de la cotidianidad subvierte el rol de las “Evas” y cuestiona el machismo desde su propia piel: “Cabe en mí una mujer/yo”. Nelly Vázquez, Cuerva, la poeta sabe que la poesía es un estado del alma y revela la nostalgia de un tiempo que no fue ayer que está en nuestro interior: “Se espera lluvia. Se espera”. Yasiretay/Paola Poma, Manantial inexplorado, este poemario es una exégesis de la adolescencia y de los cuentos de hadas: “No quiero tus palabras. / Quiero tu cuerpo prestado por una noche”. Supe de estas ediciones gracias a Lucía Carvalho, joven poeta que colabora con el colectivo.

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