Opinión

La educación ante un espejo

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19 de marzo de 2018, 4:00 AM
19 de marzo de 2018, 4:00 AM

La preparación deficiente de muchos niños en los ciclos primario y secundario es patente y puede servir como vara para medir otras áreas del estado de la sociedad boliviana. Esa precariedad refleja el empeño que prodigan los gobiernos a la educación. 

Que adolescentes desconozcan quién fue Víctor Paz Estenssoro o Jaime Paz Zamora, como mostró un programa televisivo nocturno desde Santa Cruz, es un fenómeno frecuente en sociedades donde la educación es incipiente. En nuestro país es más grave porque vemos ese atraso a diario en el comportamiento y discurso de los líderes nacionales. Paz Zamora, quien asistía al programa que presentaba las respuestas de los jóvenes, escandalizado y con amor propio diagnosticó que presenciaba el “estado lamentable” de la educación.

Ya no parece novedad que el presidente Morales asegure que los pueblos indígenas lucharon contra todos los imperios, incluso el romano. Es notable que muchos a su alrededor no le hagan notar el tamaño del error y lo nocivo que haga afirmaciones equivocadas, pues la audiencia que le cree a pies juntillas las puede repetir. Al cabo de 12 años de ejercicio del Gobierno, no hay cómo tolerar errores tan crasos, pues ya pasó el tiempo del aprendizaje.

Tampoco se pueden tolerar bromas sin gracia a costa de las mujeres ni dejar de asombrarse porque las aludidas dejen pasar ofensas sin oponer un gesto ni decir una sola palabra. También aquí hay un ejemplo negativo de sumisión. Las descomposturas dan un pésimo ejemplo.

Es igual de mal gusto haber dicho que un periodista parecía “un agente chileno” por preguntar lo que Bolivia planea para después del actual capítulo de la causa marítima. Es proverbial aquel dictamen de que las preguntas de un periodista no son impertinentes, pero las respuestas suelen serlo. 

Como las sociedades son un tejido, extrapolar las deficiencias de la educación y el comportamiento a otras áreas puede mostrar un panorama insoportable.  

Dice el académico de la lengua Jorge Órdenes, uno de los escasos impulsores de una cruzada para crear facultades de historia y literatura en las universidades, que la culpa de que los niños desconozcan informaciones tan elementales de historia no es de ellos ni solo de sus maestros, sino de la idiosincrasia de los bolivianos, que son demasiado indulgentes con la precariedad de la enseñanza. “La toleran, me dijo, pues muchos la desconocen, y no les preocupa mejorarlas”. 

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