Opinión

La demagogia del doble aguinaldo

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10 de diciembre de 2018, 4:00 AM
10 de diciembre de 2018, 4:00 AM

Con un claro objetivo político (la reelección indefinida) el Gobierno de Evo Morales autorizó el pago del doble aguinaldo, basando sus porcentajes de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en las alzas ocurridas en los precios de los hidrocarburos, sin validar la situación real de la mayoría de los sectores productivos, gravemente afectada por un declive económico que todo el mundo percibe, menos esta administración, que vive de lujo en lujo sobre la cómoda base del erario nacional usado a su antojo y capricho.

En definitiva, se han dado plazos al sector privado para el cumplimiento de esta onerosa obligación, plazos que aún no se han definido, pues siguen en la mesa de negociaciones, con la presión de la COB por un lado y con la inquietud privada de que pagar el beneficio repercutirá en la disminución de la calidad del empleo, en menos contrataciones y en mayor informalidad.

Por su lado, los asalariados del sector estatal recibirán su segundo aguinaldo en diciembre, tal como afirmaron pomposamente las autoridades, pero he aquí que para cubrir ese gasto extra se ha considerado utilizar vías sorprendentes, como los recursos del IDH para gobiernos subnacionales o remanentes de la inversión programada para 2018 para el gobierno nacional, según se ha propuesto en el proyecto de ley del PGN de 2019.

En otras palabras: la prioridad del momento consiste en cumplir con el doble aguinaldo a como dé lugar. Lo político por encima de la racionalidad económica. Lamentable. Un reconocido centro de investigación privado afirmó recientemente que en los últimos años el sector público registra más gastos que ingresos y, encima, ahora las entidades tienen un peso adicional y es que el déficit fiscal programado llega al 8,3% este año 2018 y se encienden señales de alarma.

Recordemos que en la Unión Europea déficits por encima del 3% son vistos con preocupación. Aquí, en Bolivia, estamos casi triplicando esa cifra... En el sector privado hay alerta porque ya se siente que la situación económica no es la misma que hace cuatro años, hay muchas señales, lo que se contrapone al peso discursivo gubernamental que contrasta con las medidas que se están asumiendo ante lo que puede ser la falta de liquidez en un año electoral. La situación es inquietante y lo menos que se espera es que el Gobierno actúe con responsabilidad y que deje la demagogia a un lado. Es el futuro económico de cada uno de los bolivianos lo que está en juego.

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