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15 de enero de 2019, 4:00 AM
15 de enero de 2019, 4:00 AM

En octubre de 2019 se llevarán a cabo las elecciones presidenciales en nuestro país, las cuales, hasta la fecha, traen signos irregulares dado el distinto accionar del Tribunal Constitucional Plurinacional y del Tribunal Supremo Electoral, que mediante interpretaciones jurídicas han ignorado el resultado del voto emitido en el referéndum del 21 de febrero de 2016 por el cual el pueblo se manifestó rechazando una nueva repostulación del presidente Evo Morales y del vicepresidente Álvaro García Linera.

Para muchos surge la preocupación de qué podría llegar a pasar si es que Morales y García Linera van a las elecciones presidenciales. Sin duda, sería una franca violación a la democracia determinada en el resultado del 21 de febrero de 2016; sin embargo, los árbitros de este juego electoral (hasta la fecha) les están dando la oportunidad de nuevamente buscar el voto en las urnas; ante ello, a la oposición (jurídicamente) solo le quedaría enfrentarlos en la clásica disputa electoral hasta que algún organismo internacional se pronuncie (pero ello toma tiempo y no hay tiempo que perder).

Debemos recordar que en el resultado del 21-F el 48% votó a favor de cambiar la Constitución para que, de esta forma, se pudiera habilitar a Morales y a García Linera. No hay duda de que dicho resultado minoritario fue afectado por todas las acusaciones de corrupción, tráfico de influencias e incluso el simple hecho de que el partido oficialista ha perdido credibilidad ante la población.

Ese 48% marcó en 2016 un tope de aprobación por parte del electorado al partido de Gobierno y es muy probable que ese porcentaje, desde 2016 hasta 2018, hubiera descendido aún más, habida cuenta de que ha sido muy notorio el derroche de dinero del Estado en temas banales (como el nuevo Palacio, la sede de Unasur, aeropuertos, coliseos y obras abandonadas), en vez de haber intentado el Gobierno solucionar las principales necesidades de la población en temas primordiales como la salud, la educación, la justicia, etc.

Llegado el día de las elecciones (en caso de que Morales y García Linera se presenten), los votantes en Bolivia deberán actuar con mucha sabiduría, será fundamental conocer qué candidato tiene mayor aceptación para fortalecer el porcentaje opositor mayoritario, pues de lo contrario se daría paso a la dispersión de votos y esto solo perjudicará a quienes hoy buscamos una nueva oposición victoriosa.

Bolivia corre el riesgo este 2019 de seguir los pasos de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Hay quienes prefieren callar, no opinan por miedo a que comience contra ellos la persecución, a pesar de que todos podrían sufrir las consecuencias de la escasez, la hambruna, la expropiación de empresas, la falta de medicamentos, la inseguridad y cualquier otro de los males que hoy sufren los venezolanos, nicaragüenses y cubanos.

Dependerá de cada uno de nosotros saber escoger qué futuro queremos para Bolivia.

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