Opinión

Del lamento a la acción creadora

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23 de marzo de 2019, 4:00 AM
23 de marzo de 2019, 4:00 AM

Han pasado 140 años desde la pérdida del Litoral boliviano en una desigual guerra frente a Chile. Y transcurrieron 115 años desde que el Gobierno nacional firmó el Tratado de Paz y Amistad con el Gobierno chileno. Hace cinco meses, el Tribunal de Justicia Internacional falló en contra de la reivindicación marítima planteada por Bolivia, lo que significó un antes y un después para la historia y para la política nacional.

Los tiempos son importantes, porque permiten dimensionar las estrategias. Durante más de un siglo, Bolivia lamentó la pérdida de su Litoral, lo hizo de manera justa, porque la condición de mediterraneidad ha significado que nuestras exportaciones sean más costosas, que comparativamente con países vecinos, tengamos condiciones adversas de crecimiento económico, amén del sentimiento a flor de piel que el tema genera en los bolivianos.

No obstante, la política de Estado destinada a lograr que Bolivia tenga una salida soberana al océano Pacífico ha sido sepultada por el Tribunal de Justicia Internacional, que cerró esas puertas, aunque el Gobierno insista en ella y en un diálogo con el Gobierno de Chile, cuyos administradores no quieren saber de escuchar la palabra ‘soberanía’ y tampoco están interesados en un escenario de negociación. El proceso en La Haya atizó las diferencias y la relación bilateral Bolivia-Chile está en uno de sus peores momentos en el último siglo.

Frente a este nuevo escenario, las políticas de Estado deben dirigirse a generar las condiciones más óptimas para la vinculación de Bolivia con el mundo. Las iniciativas han sido puestas sobre la mesa y provienen principalmente del sector privado. A través de Puerto Busch se puede salir hacia el Atlántico; en Ilo hay un acuerdo que otorga soberanía a Bolivia sobre una franja del Pacífico que está en Perú; así como otras alternativas que no fueron debidamente consideradas por ningún gobierno hasta el momento, bajo la visión de que el país podría recuperar su Litoral.

Las opciones señaladas necesitan inversión y compromiso. Puerto Busch es una alternativa propuesta desde el siglo pasado en Santa Cruz y los empresarios incluso ofrecieron invertir 400 millones de dólares para concretarlo. En Ilo se necesita infraestructura y en ambos proyectos urge la conectividad. Si fuera por ideas, ya estaríamos en ultramar, exportando en mejores condiciones.

Además, en lugar de alimentar la beligerancia con Chile, Bolivia debería exigir que se cumplan a cabalidad las condiciones selladas en el Tratado de 1904 para el uso de puertos y relanzar las relaciones porque hay muchos temas en común.

En el planeta hay 44 países que no tienen salida al mar. Bolivia es uno de ellos, otros son Suiza y Austria que están entre los países más ricos y de mejor calidad de vida en el planeta. Eso significa que no hay condiciones que son lastre per sé, lo que hay son actitudes: quedarse en la queja por lo que no tenemos o visualizar lo que podemos llegar a hacer. Este es el momento de cambiar de actitud, ser resilientes y visionarios, para que no vengan otros 100 años de lamento boliviano.

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