Opinión

Cuestión de dignidad y de propuestas

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27 de septiembre de 2018, 4:00 AM
27 de septiembre de 2018, 4:00 AM

La potencia transformadora del 21-F es la argamasa que cohesiona a una ciudadanía diversa que defiende la democracia. El 27-E alude a la fecha dispuesta por el Tribunal Supremo Electoral para la realización de la elección de las candidaturas a binomios partidarios. Pese a la cancha inclinada a favor del partido de gobierno y una polarización perversa, el bloque de oposiciones todavía disperso tiene dos alternativas, entrar en cancha con una estrategia lúcida y coherente o escabullir el bulto ventilando bronca e impotencia.

En medio de temores, me sumo a la opción más difícil, esa que no le entrega en bandeja de plata y le aligera el camino a quienes aspiran, sin disimulo, consolidar el poder total. La movilización convocada por el Conade para el próximo 10 de octubre será el momento para perfilar la convergencia de mensajes y acciones que nos prepare para transitar por un campo de lucha minado, prematuramente electoralizado. En proponer no hay engaño.

El ‘registro y actualización de firmas de militantes’ del oficialismo es un ejercicio plurimulti. Constatando el abanico de adhesión casi religiosa, vigilancia corporativa y coerción a funcionarios públicos pregunto ¿Y si se lanza la propuesta para que todos aquellos obligados a firmar los libros de militantes, anulen su voto contra el binomio de la impostura? Votar nulo y romper con el anquilosamiento del MAS sería cuestión de dignidad y sana rebeldía.

En la otra vereda, es imperativo constituir un alto mando nacional descentralizado, cuyos miembros, tras declinar aspiración alguna a formar parte de las listas parlamentarias, asuman la difícil tarea de articular y canalizar energías, voluntades, intereses y expectativas legítimas de una coalición amplia de actores.

El 27-E no puede ser una jornada cuya formalidad priorice la voz de los militantes registrados ¿Por qué no aprovechar esos días para que la ciudadanía NO militante, convencida de la necesidad del respeto al 21-F se manifieste a favor del binomio de la unidad posible para no perder el impulso gatillado el 2016 y en la engañosa elección judicial? Sería la movida ciudadana cuya firma permita escuchar su voz sin ser militante y que los partidos habilitados acojan de manera genuina e innovadora.

Finalmente, a propósito del machacón ninguneo oficial del grito de “Bolivia dijo NO” ¿no será hora de desmontar y cuestionar la nada novedosa agenda 20-25? Propuestas sobran y no implican el retorno del fantasma neoliberal. Necesitamos delinear una agenda país que transparente realidades económicas y sociales camufladas por la merma de reservas, el incremento de la deuda y tanta propaganda. Que priorice la salud, educación, la justicia y la gestión de otros servicios tras constatar la sucesión de hechos de corrupción, improvisación, impericia e injusticias que nos espantan.

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