Opinión

Como en “Las mil y una noches”

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28 de abril de 2019, 4:00 AM
28 de abril de 2019, 4:00 AM

Cuando hace unas semanas el presidente Evo Morales dijo que admiraba las telenovelas turcas, sorprendió a gran parte de la audiencia en la ceremonia en la sede del gobierno turco. Algunos se sonrojaron. ¿Era una expresión sincera pero sin cuidado por las normas protocolares o solo un halago innecesario a su anfitrión, al presidente turco Recep Tayyip Erdogan? En cualquier escala era una situación embarazosa que se agregaba a la serie que el mandatario acumula desde que llegó a la Presidencia, hace casi 14 años.

En un escenario distinto y con una audiencia informada, la admiración que el presidente Evo Morales expresó sobre las telenovelas turcas habría provocado simpatías. Porque al mencionar las telenovelas turcas podría haber estado refiriéndose al crecimiento exponencial que ese sector turco ha tenido estos años. En poco más de una década, las telenovelas turcas han desplazado a las de Brasil, México y Argentina que antes reinaban supremas en horarios privilegiados de las emisiones televisivas del continente. En los últimos años, el público en esta región del mundo para las telenovelas turcas solo crece.

De acuerdo a los recuentos de la entrevista divulgados por la prensa boliviana, el anfirión, presumiblemente sorprendido, apenas sonrió y gesticuló un “gracias”.

Pregunté a una amiga sobre el entusiasmo que parece existir con las telenovelas de aquel país para que el presidente las hubiera mencionado en una visita de Estado, y me dijo sin ambages que ella y la empleada que le ayuda en tareas domésticas no pierden un capítulo, generalmente en los horarios estelares de Tv. ¨A la hora programada, corremos y nos sentamos frente a la Tv y no hay quien nos mueva¨, dijo.

Turquía ahora ocupa el segundo lugar en las exportaciones mundiales de ese rubro, solo después de Estados Unidos. Fruto de sus telenovelas transmitidas en más de 60 países, Bolivia entre ellos, Turquía embolsilló el año pasado entre 350 y 500 millones de dólares.

Cifras aparte, hubo quienes en la audiencia esperaban que el presidente Morales mencionase también algo menos mundano y aludiese a alguna obra destacada de la literatura turca, con un ejemplar que figure entre los obsequios al dignatario y anfitrión. No hubo mención alguna a Orhan Pamul, Premio Nobel de literatura en 2006 y ahora uno de los grandes exponentes de la literatura turca.

Todo habría quedado para el próximo encuentro, quizá en La Paz o en Santa Cruz, en una continuación del capítulo, como lo habría hecho Schehrazade para entretener al sultán y ganar una noche más de vida, en este caso una expectativa más para cuando Erdogan venga a Bolivia.

Fue una una omisión atribuible a los asesores del presidente, quien puede haber estado correcto al profesar admiración por las obras televisivas de Turquía pero que, desprovista de otros ejemplos y de toda mención a la literatura turca, se volvió una referencia sin mayor sabor. O, cuando menos, incompleta, pues tampoco habló de “estrellas” del espectáculo televisivo turco como Cuestión de honor, Esposa joven, Tormenta de pasiones o la quinta esencia de las obras de esa región del mundo, Las mil y una noches, todas citadas en referencias de la internet al espectáculo telenovelesco turco.

Antes llenas de sexo, rock & roll y escenas picantes, desde hace algunos años la industria televisiva turca reorientó el timón y ahora muchos se quejan que las telenovelas han tomado una cultura de violencia.

Puede ser solo una coincidencia, pero el cambio también ocurrió cuando las exportaciones turcas empezaron a destacarse en otro rubro, contra el que hay apuntadas reservas morales en todo el mundo, pero inmensamente más rico e impulsor de tecnologías sofisticadas, empleo y de ganancias millonarias: el sector militar. Las exportaciones turcas de este rubro le han permitido ingresos de unos 1.700 millones de dólares anuales en el último bienio, nada mal para la décimo séptima economía mundial.

La mayor crítica en Bolivia vino de la diputada de oposición Jimena Costa. “Tenemos un presidente que le gusta viajar. Pero eso no es política exterior”. “Esta es una constatación, dijo, que Evo Morales no gobierna. Porque entre los viajes y partidos de fútbol, si además tiene tiempo para ver novelas turcas, queda claro que no le queda tiempo parta gobernar¨.

Como casi siempre, no hubo comentarios de las autoridades a esa crítica.

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