Opinión

EDITORIAL

Ciudadanos rehenes

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15 de abril de 2019, 3:00 AM
15 de abril de 2019, 3:00 AM

Fueron los gremialistas, que se oponían al traslado de los mercados. Ahora son los transportistas, que rechazan un ordenamiento de la movilidad urbana. Son sectores con intereses millonarios que someten al ciudadano a graves perjuicios en su rutina diaria.

Los cruceños se han convertido en rehenes, mientras el rescate se estanca en la búsqueda de consensos y en la ineficiencia policial para garantizar el libre tránsito y el bienestar de la población.

Sin contrapropuestas sólidas, una parte de la dirigencia del transporte público, rechaza la Ley de Movilidad Urbana, que ha sido promulgada el viernes por el alcalde Percy Fernández. Dejaron pasar varios meses y no ofrecieron planteamientos para enriquecer la norma; las ideas fueron surgiendo cuando el proyecto iba tomando forma y después se convirtieron en presión para no cambiar nada. Su jugada es lógica porque cualquier transformación en el sistema actual implica un costo millonario para los dueños de líneas y de micros.

Hoy, como el viernes, pretenden bloquear las vías del primer anillo para hacer sentir su poder. La población cruceña hace sacrificios para llegar a trabajar o a estudiar. La pregunta es ¿por qué se lo permiten?, ¿dónde está la Policía que mira de palco el abuso de gente que obstruye el libre tránsito?

Por otro lado, la presidenta del Concejo Municipal, Angélica Sosa, admite que estos procesos demoran años “por la búsqueda de consensos” con los sectores afectados. Frente a eso, si el interés es resolver dos problemas estructurales de Santa Cruz de la Sierra, ¿por qué seguir en la búsqueda de acuerdos con sectores que no quieren cambiar nada y que pretenden seguir generando caos y afectando a más de un millón y medio de ciudadanos?

El gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, considera que la autoridad debe reforzarse mediante consultas populares que sean vinculantes. La propuesta resulta coherente si se piensa en el bien mayor, para eliminar la posibilidad de que transportistas y gremialistas sigan siendo los tiranos de la urbe.

Además, es urgente que el gobierno de la ciudad trabaje en proyectos que resuelvan problemas y beneficien a todos, porque al final, de tanto tranzar, se desvirtúa la idea original y los cambios quedan en nada.

Seguramente no habrá quién se oponga a reformar el sistema de movilidad urbana, pero se precisa mayor determinación municipal y que la Policía haga respetar la Constitución Política del Estado y al ciudadano, imponiendo orden en las calles cuando sectores tiranos quieren mantener como rehenes a los ciudadanos.

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