Opinión

Carta de un vocal electoral a papá Noel

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5 de mayo de 2019, 4:00 AM
5 de mayo de 2019, 4:00 AM

El llanero solitario del Tribunal Electoral ha enviado una carta a sus colegas vocales. Por lo visto, no se hablan. No coordinan. Son islas o lo tienen aislado. Los vocales del MAS se reúnen solos, traman solos y actúan solos. No le cuentan a su compañero Costas de sus encuentros. Parece que no contestan su saludo ni sus escritos.

Da la impresión de que el nuevo equipo es incapaz de llevar adelante su tarea con la altura necesaria. El vocal disidente, desde su lejano y aislado escritorio, ve con angustia que pasan los días y que la elección los pillará en pelotas. De esa angustia nace la carta a sus despectivos compañeros. Les recuerda unos cuantos temas que ya les pisan los talones.

Empezaron por deshacerse de todo lo que había en el Tribunal porque necesitaban sentirse libres de testigos y de entendidos. A eso se sumó que los más serios funcionarios optaron por retirarse para no ser responsables del descalabro. La carta dice que ya son 87 los que están afuera y que nadie hace su trabajo. Lo que no sabe el señor Costas es que los pobres vocales están muy ocupados pensando para qué necesitarían a esa gente.

La carta se lamenta de que después de anular toda la normativa anterior, no hay nuevas normas. No hay reglamentos. Fue fácil tirar a la basura lo que estorbaba, pero no pensaron los nuevos vocales que habría que redactar algo nuevo. Para colmo, les piden que parezca inteligente.

La carta recuerda que no han hecho el presupuesto. Sin fondos no será posible cumplir la tarea ¿Qué quieren? En eso están, pero no es fácil. Y lo peor es que les piden que todo de la impresión de correcto. No encuentran en su entorno nadie que les enseñe a preparar un presupuesto tan complicado.

Afuera, algunos se quejan de improvisación. Parece que el problema es otro. Están en otra. Están inmersos en el misterioso secreto en el que hay que sumergirse para preparar un fraude. Les han encomendado que gane el jefe, pero debe parecer voluntad popular. No es fácil.

Otro se queja de falta de garantías ¿Quién ha dado garantías? Nunca las han ofrecido. No es esa su preocupación. Su problema es que tienen una misión secreta que no saben cómo cumplir. Solo saben que no pueden lograrla con lo que había antes en el Tribunal.

Por eso no contestaban la carta. Solo cuando se filtra al público, autoridades y vocales corren a responderla, punto sí punto y punto no. Saltan los denuestos desde las esferas del gobierno y ellos, los vocales fieles, repiten el gesto sin saber muy bien lo que les corresponde decir. Aseguran que todo va bien, juran que el Tribunal es perfecto, es un dechado de inteligencia, de eficiencia y de ecuanimidad.

¿Qué quieren? Antes de cualquier atraco hace falta tiempo para tramar y planificar el operativo y este es un atraco muy complicado.

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