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26 de octubre de 2018, 4:00 AM
26 de octubre de 2018, 4:00 AM

El vocal Antonio Costas parece haber decidido enfrentarse a un poder grande como el del vicepresidente. “Cada carancho a su rancho”, expresó la autoridad electoral, en respuesta a la intención de Alvaro García Linera de completar con una ley el TSE, afectado por las renuncias de la presidenta y el vicepresidente, además de la falta de suplentes. El segundo mandatario también advirtió que el Tribunal Electoral debe validar el fallo del TCP sobre la candidatura de Evo Morales y limitarse a tareas operativas electorales. Costas reforzó su posición al afirmar ayer que es “oficiosa e innecesaria” la intervención del Legislativo para completar los cargos acéfalos y que el referéndum del 21-F tiene alcance vinculante. Es una declaración fuerte que anticipa lo que puede ser su posición sobre la habilitación de las candidaturas del MAS. La pregunta es hasta dónde dejará llegar el oficialismo al vocal y si realmente su opinión pesará en el TSE, que ya tiene probablemente una correlación de fuerzas inclinadas al Gobierno.

El MAS y Demócratas son los dos partidos con más militantes. En el oficialismo intentan vender con ese dato la idea de superioridad. Es cierto que el ejercicio del poder le ha dado al masismo una estructura más robusta y cuenta con un aparato electoral que le ofrece ventajas Sin embargo, no se puede dar ya por descontado un triunfo, en un país en el que la mayoría del padrón no tiene militancia partidaria ni la tendrá.

Evo Morales y Carlos de Mesa se disputan el liderazgo en algunas encuestas. Hay en este momento una polarización, pero estamos apenas en el inicio de la campaña más larga de los últimos tiempos y queda mucho por recorrer hasta llegar a una tendencia definitiva en la intención del voto.

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