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21 de octubre de 2018, 4:25 AM
21 de octubre de 2018, 4:25 AM

Las primarias no tienen sentido si evitan la competencia electoral en cada partido habilitado. Primarias sí, pero no así. Evo Morales y Álvaro García Linera, a quienes el voto del 21-F les dijo mayoritariamente No, deben disputar primero con sus propios compañeros el voto masista. ¿No tienen rivales internos? Lo más seguro es que no. Entre los opositores hay ahora una oferta variada de precandidaturas, pero sin competir entre ellos por el voto, si no cada uno por su lado y sin adversarios en sus organizaciones. En consecuencia, si queremos primarias en serio, hay que cambiar el método. Será mejor que los opositores acuerden cuanto antes someterse todos al voto en las primarias de un solo bloque medianamente afín en términos ideológicos. Por ahora, los que más coinciden parecen ser Víctor Hugo Cárdenas, Samuel Doria Medina, Rubén Costas, Jorge Quiroga, Luis Revilla y Jaime Paz. Carlos de Mesa parece querer ir por su lado, entusiasmado por el apoyo con que aparece en las encuestas. ¿Qué tal, sin embargo, si De Mesa entra al único bloque y pasa el examen del voto junto a los demás candidatos opositores para que luego se apoye al más votado? Ahí sí las primarias podrían tener algún sentido.

Con varias plataformas divididas por el respaldo a dos o más precandidatos opositores y con la atención desviada del 21-F hacia las primarias, el MAS debe estar feliz. Los únicos que ganan así son los oficialistas. Hay que pasar de la luz corta a la luz larga si la oposición aspira a frenar al binomio oficialista.

Viejas siglas, viejos rostros. Hay todavía unas semanas más para que los que demandan renovación en la política consigan representantes que reúnan los atributos del cambio real y nuevos aires en la contienda que se viene por la posesión del poder.

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