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23 de enero de 2019, 4:00 AM
23 de enero de 2019, 4:00 AM

uando hace casi 30 años los pueblos indígenas de Beni firmaron los decretos de la histórica marcha Por el territorio y la dignidad en septiembre de 1990, en los que se les prometía la legalización de sus territorios ancestrales, jamás pensarían que muchos de ellos morirían sin ver materializado aquel trascendental logro. El 12 de enero muchos de ellos, sus hijos y nietos vieron por fin cristalizado su logro cuando el INRA entregó a las subcentrales de los territorios Multiétnico, Movima y Chimán la resolución de dotación que dice que esos bosques vuelven a sus dueños para siempre.

Los decretos que reconocían los territorios, entre estos el del Tipnis, establecieron una hoja de ruta bien detallada de cómo los bosques entregados en un inicio a las empresas madereras volverían a manos de los pueblos indígenas de la zona; sin embargo, una especie de maldición se cernió sobre ellos: aparecieron contratos a larguísimo plazo –20 años– para las empresas, los procesos de saneamiento se prolongaron por años, fueron asolados por piratas de madera y saqueadores de la fauna nativa y, últimamente, fueron invadidos por colonos provenientes de Chapare.

En 2011 se cumplieron los largos 20 años que corrían desde 1991, pero varios obstáculos se pusieron en el camino. El desconocimiento de los mismos funcionarios del INRA y de la ABT de los alcances de los decretos del 90, la desconfianza del Gobierno en otorgar áreas a los pueblos que se oponen a la carretera por el Tipnis, cuyo trazo debiera atravesar dicha área, hacía que se estuviese lejos de recuperar estos bosques, que fueron en el pasado el escenario de las movilizaciones mesiánicas en busca de la Loma Santa, protagonizadas por los moxeños en diferentes momentos de su historia.

Como estrategia de reconstitución territorial del Gran Moxos, el Territorio Indígena Multiétnico (TIM) inició el proceso de acceso a la autonomía indígena, que desde fines de 2017 cuenta con la declaratoria de constitucionalidad de su estatuto autonómico y aspira a que la parte en disputa del bosque de chimanes sea también territorio autónomo.

El 12 de enero el INRA entregó la resolución de dotación de las áreas de ‘ex concesiones’, cumpliendo con los compromisos asumidos con las organizaciones en Santa Rosa del Apere en septiembre. Ya el proceso autonómico no debiera tener dilaciones para recorrer el resto de su tortuoso camino para declarar la autonomía en el TIM, una vez que se realice el referéndum que manda la Ley de Autonomías. Lo que viene es el reto mayor: demostrar al conjunto de la sociedad que se puede administrar su propio territorio con lógicas de manejo y gestión propias dando sentido y sustancia al verdadero Estado Plurinacional.

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