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12 de febrero de 2019, 4:00 AM
12 de febrero de 2019, 4:00 AM

Suenan todavía los ecos de un lunes festivo en EL DEBER, que cumplió ayer 66 años. Es impresionante tanta generosidad de la gente con esta institución del periodismo. La celebración empezó a media madrugada con los voceadores que recibieron el periódico para entregarlo temprano a cada hogar. Ellos son un pilar de la noble familia deberiana, liderada ahora por la señora Rosita Jordán y su familia, que cuidan la obra de don Pedro Rivero, ausente físicamente desde hace dos años y medio. “Que vengan 66 años más”, invocó entre aplausos la madre-cofundadora de este grupo multimedia. Con ella, sus hijos Guillermo, Pedro, Sonia, María del Rosario y Juan Carlos, además de los nietos, son los guardianes de los valores del fundador, que se resumen en este pensamiento: “Con la voluntad de Dios y el esfuerzo de hombres de buena fe, EL DEBER, un diario para pueblos que no pueden vivir sin luz”.

Sin sus lectores, oyentes, internautas, seguidores y patrocinadores, EL DEBER no hubiera podido llegar a cumplir 66 años. Por lo tanto, son ellos los que merecen el reconocimiento y el agradecimiento por tanta generosidad. Son los que valoran los esfuerzos y los que soportan los errores de un oficio complicado. Enorme responsabilidad que entregan todos los días a un equipo de profesionales que debe estar a la altura de ella y de los nuevos grandes retos.

Nada ni nadie puede parar el cumplimiento de los compromisos de EL DEBER con el periodismo de calidad y las exigencias de la gente. Para inyectar su mística y vocación a la redacción, Pedro Rivero Mercado decía constantemente una frase inolvidable: “Hay que enfrentar cada día como si fuera el primero”. Lo decía ya siendo líder para evitar que caigamos en la peligrosa modorra de la zona de confort.

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