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7 de enero de 2019, 4:00 AM
7 de enero de 2019, 4:00 AM

Ha sido estremecedor el testimonio, publicado ayer por EL DEBER, de la madre de la joven víctima de un presunto caso de violación en un motel. Es tal la angustia de la mujer, por el curso que pueden tomar las investigaciones, que se vio obligada a clamar por la intervención del presidente, en un caso que debería resolverse en la justicia. Lamentablemente hay desconfianza en los investigadores, ya que, según la madre, pueden ceder a presiones de “poderes grandes”. Pasaron más de 15 días de la denuncia y hasta ahora no hubo reconstrucción. Lo más penoso es el riesgo de revictimización de la joven y el daño emocional que sufren ella y su familia, que nunca pensaron vivir este calvario. Por lo tanto, es prioritaria la protección física y emocional de la muchacha, ya que cualquier error puede acrecentar su trauma. Corresponde, por lo tanto, un manejo muy cuidadoso del caso, por parte de la justicia, de los medios y de los abogados de las dos partes, pensando sobre todo en lo humano. También se necesita que la investigación quede libre de presiones.

Despidieron a dos jefes clave del TSE, a espaldas de los dos “vocales disidentes” que estaban de vacaciones. Ocurre a 20 días de las primarias y en pleno año electoral, lo que genera sospechas. El propio Antonio Costas hizo la denuncia y ha pedido la restitución. La interna en el Tribunal está dura y la desconfianza ciudadana en los árbitros crece sin parar.

No es lo mismo el Dakar sin Chavo Salvatierra. La ASO lo eliminó en mesa, horas antes del arranque de la prueba y ocho meses después de aceptar su inscripción. Pesó la presión de algunos de sus rivales para que el director de la competencia se olvide de lo que firmó el 20 de julio de 2018. El rally, que fue bien recibido hace años en Bolivia, no huele bien.

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