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Sigue la protesta de gazatíes en la frontera con Israel

Los palestines se han apostado a menos de un kilómetro de la frontera luego de que el viernes 18 personas murieran por manos israelíes y otras 800 resultaran heridas 

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2 de abril de 2018, 16:38 PM
2 de abril de 2018, 16:38 PM

Cientos de gazatíes continúan acampados en las tiendas instaladas para la Gran Marcha del Retorno, a unos 700 metros de la frontera con Israel, en la que el viernes pasado fallecieron 18 personas y otras 800 fueron heridas de bala y colapsan este lunes los hospitales de la Franja.

En el Al Shifa, el mayor hospital de Gaza, el portavoz del Ministerio de Salud, Ashraf al Qedra, informó del estado de los numerosos heridos, 1.400 incluidos los que fueron tratados por síntomas de asfixia a causa de los gases lacrimógenos y los 805 heridos de bala durante las protestas del viernes y el sábado.

Es el resultado hasta ahora de la llamada Gran Marcha del Retorno, una campaña lanzada en Gaza por todas las facciones, encabezadas por la islamista Hamás, que reclama el derecho al regreso de los refugiados palestinos y tiene previsto continuar como una sentada hasta el 15 de mayo, cuando piden que miles de personas caminen hacia las fronteras con Israel.

Los palestinos fueron gasificados por israelíes. Foto: Reuters

A pesar de los llamamientos a mantener el carácter pacífico de la iniciativa, grupos de palestinos se enfrentaron con piedras y cócteles molotov a las fuerzas israelíes apostadas en la valla fronteriza, que respondieron con fuego y medios de dispersión de masas. El número de muertos asciende a dieciséis confirmados por el Ministerio de Salud palestino, mientras otros dos cadáveres están en poder de Israel.

"Matar a un agricultor el viernes temprano por la mañana y herir a otros 150 palestinos antes de que las protestas y concentraciones empezaran son un signo claro de que el lado israelí tenía intenciones previas de ir por civiles que no estaban armados", dijo hoy Al Qedra. Entre los muchos heridos está Osama, un joven de 19 años ingresado en Al Shifa que explica a Efe que tiene un hueso del tobillo dañado por un disparo de las fuerzas israelíes y ahora necesitará reposo durante cuarenta días, después de haber pasado por dos operaciones.

"Estaba con cientos de jóvenes y adolescentes y todos nos manifestábamos, ondeábamos banderas y quemábamos neumáticos. Y de repente sentí que algo golpeaba mi pierna y caí al suelo", recuerda.

Afirma que fueron los "shabab" (en árabe, una manera de llamar a los jóvenes) de alrededor quienes le llevaron hasta una de las muchas ambulancias que el viernes iban y venían entre la zona de protestas y los centros médicos y lamenta que se perderá el resto de jornadas de protesta, pues, se queja, "quería unirme".

Los pocos médicos en la Franja de Gaza asistieron a los heridos. Foto: Reuters

La tensión en la zona divisoria ha disminuido en los últimos dos días, en los que el Ministerio de Salud ha contabilizado doce heridos de bala, y la calma es relativa en los seis puntos del norte, sur y este del enclave costero bajo bloqueo israelí donde se han levantado unas setenta grandes tiendas de campaña, en su mayoría sobre terrenos de cultivo de trigo y cebada.

Al este de la ciudad de Gaza, hay menos gente que el primer día de la Gran Marcha y se ve a familias y jóvenes en un ambiente casi festivo jugando al fútbol, bailando, cantando o jugando al ajedrez, mientras grupos de escolares son trasladados allí al salir de clase para que vuelen sus cometas.

Por la noche, las mujeres, los ancianos y los niños se van a casa y los más jóvenes se quedan asando verduras en improvisadas hogueras cerca de las tiendas, donde sobre el suelo arenoso abundan colchones, cojines y cebollas -usadas para combatir los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas israelíes para disolver las protestas-, además de agua.
 "Estamos intentando por todos los medios seguir con la marcha hasta que alcance su objetivo, que es mandar un mensaje pacífico al mundo de que los palestinos en Gaza piden que termine su sufrimiento sin fin", declara a Efe Ahmad Abu Rtiema, portavoz de la organización.

Insiste en que las actividades deben ser pacíficas y argumenta que en la primera jornada, cuando hubo "un gran número de víctimas", los participantes estaban muy exaltados. "Hoy hemos manejado la situación y hemos hecho todo lo posible para mantener a los congregados lejos de la valla", comenta tras un día en el que varios artistas dibujaron y escribieron en árabe los nombres de pueblos, ahora en Israel, de los que procedían palestinos que huyeron o fueron expulsados durante la guerra en la que derivó el establecimiento de ese Estado en 1948.

Si la protesta se torna violenta, como temen algunos analistas después del elevado número de víctimas registrado hasta ahora, "eso daría a Israel la excusa para seguir abriendo fuego y matando a más gente y le diría al mundo que nos escucha que nuestra lucha es de terror y violenta", argumenta Ahmad Bayruti, otro de los organizadores.

Husam Abu Daf, un gazatí que permanece en una jaima, recalca que es del interés de todos "seguir con la sentada hasta la Gran Marcha del día 15, por lo que queremos que la marcha no pierda su imagen".