Los pasajeros del taxi hicieron pasar al pasajero como si estuviera borracho. El desenlace de la historia ha sorprendido por su crudeza

El Deber logo
8 de febrero de 2019, 14:19 PM
8 de febrero de 2019, 14:19 PM

Camilo Cardenas, un taxista colombiano que trabaja en Bogotá, nunca olvidará la carrera que hizo la madrugada del 4 de febrero de 2019. Cuando se aprestaba a regresar a casa, con la intención primero de cargar gasolina, fue detenido por una mujer que le pidió que la llevara a ella y a tres de sus amigos al sur de la capital colombiana. Ante la insistencia de la desconocida aceptó y primero fueron hasta un motel, de donde salieron dos hombres que cargaban a un tercero, que le dijeron había exagerado bebiendo esa noche y dormía.

“Yo les dije que los llevaba a donde quisieran, pero con la condición de que esa persona no se me fuera a vomitar en el carro”, contó el taxista al diario El Tiempo de Colombia. El sujeto iba con una capucha, por lo que no pudo verle el rostro y creyó que la versión era cierta: que se pasó de tragos y ese instante dormía.

“En el camino le decían al borracho: ‘si ve, estuvo muy buena la fiesta pero se pasó. La próxima vez no tome tanto’ ”, cuenta Cardenas, que estos días ha pasado por varios medios de comunicación colombianos contando esta historia.

Al llegar al barrio Restrepo, en el sur de la urbe, que fue el destino que le habían dicho en un principio, los ocupantes del taxi le dijeron que querían que los llevase hasta Ciudad Bolívar, una localidad alejada de Bogotá. El taxista se negó y exigió que cumplan con lo que habían hablado para que haga la carrera.

Finalmente decidieron ir hasta Olaya, en el sureste de la ciudad, y ahí bajaron la mujer, los dos hombres y el tercero que aún seguía 'durmiendo'. Uno de los pasajeros le pagó y ni siquiera le exigió el cambio.  “Les dije que la carrera costaba 17.000 pesos (Bs 38), me dieron 20.000 (Bs 45) y me dijeron que dejara así”. Fue en este momento que todo empezó a ponerse extraño: cuando ya retornaba hacia el centro bogotano vio a la mujer y a los dos sujetos salir corriendo de un callejón, como si huyeran, ya sin el cuarto amigo.

“Yo me di cuenta (de) que algo había pasado con el tipo que iba tomado. Vi a dos patrulleras de tránsito de la Policía y les grité que fueran por esas tres personas, pero ellas no hicieron nada”. Insistió en otro punto cercano e igual un efectivo le dijo que no pasaba nada y que se fuera.  Decidió hacer caso a su instinto, recorrió el lugar y en unos pastizales, tras un contenedor de basura, vio tirado el cuerpo del pasajero que hasta hace unos momentos había estado en su automóvil.

Regresó a hablar con la Policía y esta vez si lo escucharon. Llevaron en el mismo taxi a un hospital para tratar de salvarle la vida, pero era demasiado tarde: el hombre tenía dos disparos en el rostro y había muerto hace varias horas.

Este hecho se ha convertido en una tragedia para el taxista y su familia, no solo teme por su seguridad, también las sospechas han caído sobre él ya que la Policía no quiere descartar todas las posibilidades y se ha vuelto un sospechoso más, incluso su taxi ha quedado retenido como prueba. Camilo espera que los verdaderos responsables sean encontrados pronto y la pesadilla que inició esa madrugada termine de una vez.