Gastón Pauls protagoniza Palau, la película sobre el pastor protestante. Luego de los años oscuros, el actor se siente agradecido de haberse encontrado con el predicador porque le cambió la vida

El Deber logo
31 de marzo de 2019, 6:00 AM
31 de marzo de 2019, 6:00 AM

Gastón Pauls es uno de esos rostros conocidos del cine y la televisión argentina, que en los últimos 20 años ha pasado de interpretar desde el clásico galán hasta el tipo duro e inconmovible. Sin embargo, uno de los papeles que marcan un antes y un después en su carrera es el del predicador protestante Luis Palau. La cinta, que lleva el nombre del misionero argentino, se estrena este jueves y Pauls nos habla del significado que tuvo para él.

¿Cómo surge la posibilidad de actuar en Palau?

Hace dos años me llamaron desde la Asociación Palau para contarme que estaban trabajando sobre el proyecto de una película. En algún momento surgió mi nombre y Palau estaba de acuerdo con que yo interpretara el papel.

¿Qué imagen tenías del predicador evangélico antes del encuentro?

La imagen que tenía del predicador evangélico en general era la de alguien absolutamente comprometido, como en todo trabajo, como en todo oficio, carrera o camino que uno toma en la vida. Hay gente que lo hace absolutamente convencida de lo que quiere y hay gente que no, que lo hace porque es un buen negocio y porque busca un beneficio personal, antes que cualquier otra cosa.

Esto ocurre lamentablemente en todos los ámbitos y en todos los trabajos en la historia de la humanidad. Acerca de Palau, yo tenía una imagen hecha, además de una relación de amistad y un acercamiento, porque yo había hecho un documental sobre una visita que él hizo en 2003 a Argentina, para un programa de televisión que yo hacía que se llamaba Ser urbano. No lo había visto a él, sino que había visto la gente, las 250.000 personas que habían ido a verlo. Y cinco años después, en 2008, me llamó para agradecerme por el trabajo y para decirme que esperaba que algún día, ojalá, Dios nos cruce en nuestros caminos. Bueno, 14 años después, Dios cruzó nuestros caminos. Evidentemente Dios lo hizo y así fue como nos volvimos a encontrar. La imagen que yo tenía de Luis era la imagen de un hombre absolutamente convencido de lo que hace, un apasionado, un hombre con convicciones y con mucho amor por lo que hace. Algo que confirmé cuando lo conocí.

¿Cuál es tu idea de Dios y tu relación con Él?

Yo creo que Dios está presente siempre en la vida nuestra. Durante muchos años, no lo escuché o no quise reconocer su voz, su palabra, su inmenso poder. No fue hasta hace 11 años, durante un momento bastante desesperado de mi vida, y esto es algo que ocurre a muchos seres humanos: cuando llega el momento de mayor desesperación, uno termina levantando y por ende bajando la cabeza. Y termina pidiendo la ayuda de Dios. Eso fue lo que me ocurrió. Y me alegra, agradezco haber podido hacerlo, porque la ayuda que pedí me fue brindada, vino esa ayuda, me la concedió Dios y hoy la siento presente.

¿Qué aprendizaje te deja la película?

Son muchos, pero uno de los principales tiene que ver con algo que habla la historia y es ir en pos de los sueños, de las segundas oportunidades en la vida. Y de compartir el don, el regalo que Dios nos hace, compartirlo con el mundo. Creo que principalmente es eso lo que me enseñó y me enseña del amor y de la pasión con la que uno puede hacer las cosas.

¿Qué destacas de la producción y de tus compañeros de reparto?

Fue un gran equipo, filmamos en Buenos Aires y también en Houston y algunas cositas en Colombia. Es un gran equipo, somos un gran equipo. Yo construí un personaje junto a dos actores, Agustina Amoedo y Santiago Achaga, juntos construimos el mismo personaje en distintas épocas. Así que, en ese sentido, me siento absolutamente orgulloso y agradecido de haber formado parte de un equipo de gente muy capaz, muy apasionada y absolutamente convencida de lo que quería hacer.

¿Cómo calificas el momento que vivís como actor?

Siento que es un gran momento el que estoy viviendo. Como actor, el año pasado rodé siete películas, por primera vez en mi vida tantas en un año. Películas que, además, me gustaron y de las que me siento parte en todo sentido, en el trabajo y en el desarrollo emocional de muchas de ellas. Y más que nunca hoy, que me está yendo como me va, agradezco esta oportunidad de estar limpio, sano, de estar acompañado por Dios y pudiendo cambiar y compartir lo que hago con un montón de gente.